La presidenta brasileña Dilma Rousseff y el socialdemócrata Aécio Neves protagonizarán el 26 de octubre un duelo entre los partidos que se reparten el poder desde hace 20 años, en un segundo turno electoral.
Rousseff obtiene 41,29 por ciento de los votos y Neves 33,89 por ciento, mientras la ecologista Marina Silva, que se convirtió inesperadamente en presidenciable hace apenas un mes y medio y llegó a superar netamente a sus dos rivales, quedó tercera con 21,25 por ciento, según el Tribunal Superior Electoral (TSE), con 97% de los votos escrutados.
En un segundo turno, Rousseff ganaría a Neves por 48 por ciento a 42 por ciento, indicó Datafolha el sábado, y por 45 por ciento contra 37 por ciento según Ibope.
Pero Neves, del poderoso Partido de la Socialdemocracia Brasileña de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), viene en ascenso, y además Silva puede pasar sus votos a Neves, lo que torna el desenlace imprevisible.
“Aécio Neves renació de las cenizas y llega con mucha fuerza a este segundo turno. Creo que Rousseff y Neves tienen 50 por ciento de posibilidades de ser electos. Será una campaña muy corta y muy intensa”, dijo el analista André César, de la consultora Prospectiva en Brasilia.
En sus 12 años en el poder, el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Rousseff y su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva logró que 40 millones de pobres ingresaran en la clase media, tornando a la primera mujer presidenta de Brasil en la gran favorita de estos comicios.
Pero millones de brasileños también reclaman un cambio, tras cuatro años de magro crecimiento en la séptima economía mundial -el mercado espera un PIB de apenas 0,3 por ciento este año-, elevada inflación (6,5 por ciento) y escándalos de corrupción vinculados al PT. Nweves, el preferido de los mercados, promete hacer que Brasil vuelva a crecer y atraer al capital privado poniendo fin al intervencionismo del gobierno en las empresas y bancos estatales como Petrobras y el BNDES.