Los agricultores de Argentina dicen que retendrán sus granos de soya durante la segunda mitad del año si el Gobierno no logra alcanzar un acuerdo con sus acreedores impagos antes del final de julio y evitar un incumplimiento técnico.
Muchos productores ya están aferrándose a sus granos para cubrirse ante la elevada inflación en el país y afirman que serán aún más cautelosos a medida que avancen las conversaciones entre el Gobierno de Cristina Fernández y los llamados holdouts que no aceptaron canjes de deuda en el 2005 y el 2010.
Esos acreedores -a los que Argentina llama ‘buitres’- demandan la cancelación completa de unos bonos que cayeron en cesación de pagos en el 2002 y han conseguido una serie de victorias en cortes estadounidenses, que dejaron al país al borde de un nuevo default.
“Con lo poco que se ha cosechado este año, se especulará a ver si mejora la situación”, dijo Carlos Novecourt, quien administra un campo en Carlos Casares, un pueblo del norte de la provincia de Buenos Aires.
El consecuente recorte de la oferta de soya argentina empujaría los precios internacionales de la oleaginosa y su harina derivada -de la cual el país austral es el mayor exportador global- en momentos de crecimiento de la demanda, especialmente por parte de China.
La incertidumbre ya está dando señales en el mercado global de harina de soya, con un despegue a niveles récord de las exportaciones de Estados Unidos, el tercer proveedor del producto.
Argentina, tercer exportador mundial de soya sin procesar, cosecharía 55,5 millones de toneladas de la oleaginosa en la actual campaña 2013/14, cuya recolección está a punto de terminar, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Durante los próximos dos meses, los chacareros locales venderán sus granos para reunir el dinero que necesiten para pagar los créditos con los que financiaron su siembra.
Pero una vez que hayan pagado a los bancos, empezarán a acopiar los porotos en sus campos.
“Después del final de agosto, los agricultores argentinos retendrán unos 23,5 millones de toneladas de soya, con un valor de 12.000 millones de dólares. Bajo circunstancias normales, es decir, sin el problema de la deuda, esa cifra sería de 18 millones de toneladas, por 9.300 millones de dólares”, dijo el analista agrícola Pablo Adreani.
Mientras tanto China, un gigantesco consumidor de soya y sus derivados, está previsto que se incline más fuertemente hacia Brasil para obtener suministros en el corto plazo, antes de volcarse a Estados Unidos en el último trimestre del 2014, cuando llegue una cosecha de volumen récord en el país norteamericano.
El costo de los embarques inmediatos de soya de Argentina se dispararon el 5,6 por ciento durante la última semana, mientras que los cargamentos desde el puerto brasileño de Paranagua subieron 5,2 por ciento.
Los movimientos de precios superaron las ganancias de 2,7 por ciento en los futuros del mercado de Chicago y el alza de 3 por ciento en el costo de exportación desde la costa estadounidense del Golfo de México.
Reuters