Mientras Estados Unidos y la Unión Europea deben cerrar el año con un crecimiento del PIB en torno al 2,6 por ciento y 1,7 por ciento respectivamente, las cifras latinoamericanas rondarán el 5 por ciento.
Y es que en la crisis financiera mundial --desatada en setiembre de 2008 en Estados Unidos, y acentuada este año con la crisis europea-, la región latinoamericana resultó una de las menos afectadas en el mundo, e incluso, pese a recibir algunos coletazos, logró salir de ella fortalecida.
Según Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, existen varios factores relacionados con mejores políticas financieras que explican el buen rendimiento de la región en este último escenario de crisis.
En primer lugar existió una “transformación de factores que en el pasado solían amplificar choques externos”, como monedas y sistemas financieros débiles y procesos fiscales no muy ordenados, que magnificaban “el efecto (de crisis) en nuestras economías”, explicó.
A su vez, “la integración en el comercio internacional está mucho más diversificada”, ya que la región ya no se enfoca sólo en Europa y Estados Unidos, sino que ahora se abrió a mercados como los emergentes de Asia, afirmó el economista.
Otro aspecto es el “modo en el que estamos integrados al sistema financiero internacional”, convertidos en acreedores de deuda y receptores de grandes caudales de inversión extranjera directa.
Los desafíos laborales de la región
Los países de América Latina y el Caribe han logrado avances moderados y positivos en materia laboral desde 2006, pero no han resuelto aún la desigualdad en el ingreso y las deficiencias en el sistema tributario.
Estas son algunas de las conclusiones que se esbozaron en la inauguración de la XVII Reunión Regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que hasta el viernes congrega en Santiago a unos 300 delegados de una treintena de países de América.
La OIT espera que el desempleo en la región cierre el año en un 7,4 por ciento.
20 por ciento de los jóvenes de la región ni estudia ni trabaja, según informó la OIT.