Los vinos finos fluían en un salón de banquetes de Manhattan durante una reciente conversación nocturna inspirada por una sustancia: la marihuana.
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Los rincones aventureros de Wall Street están experimentando con la marihuana como inversión a pesar de que el uso recreativo de la droga es ilegal en Nueva York y el fiscal general de EE. UU. le ha dicho a la industria que está prohibida bajo los estatutos federales.
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La reunión en Aretsky’s Patroon, en el centro de Manhattan, les dio la oportunidad a 80 ejecutivos de capital privado, gestores de fondos e inversionistas de oficinas familiares de escuchar a empresarios de la marihuana en busca de capital. Uno se jactó de la experiencia del equipo de gestión que incluía a Blackstone, Goldman Sachs y la Escuela de Negocios Harvard.
El mercado de la marihuana legal en América del Norte creció en un tercio hasta casi US$10.000 millones el año pasado, según ArcView Market Research, y se pronostica que duplicará su tamaño para el 2021.
Nueve estados, incluyendo California, Colorado y Massachusetts, han permitido la venta de marihuana para uso recreativo. Otros están debatiendo si tomarán medidas en ese sentido. Canadá planea legalizar el uso recreativo este año.
Al percibir una oportunidad, el excorredor de Bear Stearns, Gregg Schreiber, ayudó a fundar Green Table, una empresa que facilita las interconexiones comerciales con la industria de la marihuana legal. Su evento en Manhattan les dio a las compañías un estrado desde el cual darles discursos de ventas a posibles inversionistas.
Ante los invitados se encontraban ejecutivos de empresas como Firefly, la cual vende un vaporizador controlado mediante una aplicación, y PRØHBTD Media, una compañía de comercialización. Imaginan un país donde consumir marihuana no es más polémico que ordenar un Chardonnay.
“La cultura de los porros se está desvaneciendo”, afirmó Steve Berg, director Ejecutivo de Firefly. “La marihuana se está volviendo más convencional. Y la pregunta que todos deberían hacerse es, ‘¿Cómo puedo ganar dinero?’”.
Berg dijo que se interesó en la industria de la marihuana hace nueve años después de haber hecho una carrera en el sector bancario. Su vaporizador de US$329 no tiene el estilo barroco de la parafernalia de una head shop, sino que ostenta las elegantes líneas de un teléfono inteligente.
Drake Sutton-Shearer, CEO de PRØHBTD, dijo que su asociación con un grupo de eventos “introduciría la marihuana a Madison Avenue”. Eso significa contactar a Procter & Gamble, Mondelez, Kraft Foods. Esas compañías quieren comprar marcas a escala”.
El mundo de las inversiones en la marihuana tiene una jerga que refleja su incierta situación legal. Las compañías que cultivan o venden productos se describen como “en contacto con las plantas”, mientras que las “que no están en contacto con las plantas” venden equipos o servicios, como lámparas de cultivo o videos de mercadotecnia. Algunos inversionistas creen que este último sector está menos expuesto al riesgo de una ofensiva legal. “Queremos vender picos y palas”, dijo un inversionista de capital privado.
El riesgo es real. Jeff Sessions, el fiscal General de EE. UU., anuló en enero una política de la administración Obama que les ordenaba a los fiscales federales no tomar medidas contra la marihuana en los estados que legalizaron su uso.
Se está gestando una resistencia en contra de la legalización. Smart Approaches to Marijuana (SAM), un grupo de defensa, advierte que una industria de marihuana legal con poder financiero controlará el mismo poder que alguna vez tuvo la industria del tabaco.
“Ha pasado de Woodstock a Wall Street, y ése es un cambio enorme y preocupante”, indicó Kevin Sabet, presidente de SAM. “Cuando se trata de dinero, la salud y la seguridad pública se echan a un lado”.
La mayoría de los bancos han evitado la industria de la marihuana en EE. UU., según ArcView. Los inversionistas de capital privado y de capital de riesgo pueden acudir a escuchar los discursos de ventas, pero “los únicos que escriben cheques son las personas ricas y las oficinas familiares. Y tampoco hay un mercado profundo y amplio de personas que estén haciendo eso”, señaló Hadley Ford, director ejecutivo de iAnthus Capital Holdings, la cual opera granjas y tiendas de marihuana en EE. UU.
Sin embargo, iAnthus y varias otras compañías relacionadas con la marihuana tienen acciones cotizadas en Canadá. Cronos Group, productor y distribuidor con sede en Toronto, cotizó acciones en la bolsa Nasdaq de Nueva York en febrero. Compañías privadas y públicas recaudaron US$3.500 millones el año pasado y más de US$2.000 millones en 2018 hasta principios de marzo, según Viridian Capital Advisors.
Green Table no es el único grupo que convoca a empresarios y financieros de la marihuana. ArcView celebra foros de inversionistas en varios lugares de América del Norte. El jueves pasado por la noche, el Simposio de Cannabis de Nueva Jersey atrajo a cientos de inversionistas a una sala de conciertos de Newark para discutir las oportunidades en momentos en que el gobernador del estado, Phil Murphy, impulsa la legalización del uso con fines recreativos.
Los carteles en el interior de la sala advertían que no se debía fumar, pero el aroma inconfundible de la marihuana ardiendo se colaba desde el porche. Keith Stroup, fundador de National Organization for the Reform of Marijuana Laws (Norml), un grupo de defensa, se dirigió a una multitud que vestía una combinación de trajes de negocios y playeras.
“Es un momento increíblemente emocionante para estar vivo si te gusta fumar marihuana”, afirmó.
Gregory Meyer