En muchos países, entre ellos Colombia, las remesas juegan un papel clave en la dinámica de sus economías.
Es más, mover ese dinero entre una nación y otra se ha convertido en un jugoso negocio para los bancos y firmas de giros, que se encargan de administrar una torta que, según el Banco Mundial, vale casi 500.000 millones de dólares anuales, suma superior al PIB colombiano.
Según el organismo multilateral, el costo promedio de girar este dinero es de 9,3 por ciento del valor de la transacción, lo que representa una oportunidad de mercado importante para las empresas de envíos.
Del monto global, 351 mil millones de dólares fueron remesados a países en desarrollo, y para el 2014 se espera que la cifra total aumente a 593 mil millones de dólares a nivel mundial, mientras que el flujo de dineros enviados a países en desarrollo se elevaría en 90 mil millones de dólares, para un total de 441 mil millones al año.
Las cifras anteriores solo tienen en cuenta los datos de las compañías y medios formales usados para realizar los envíos. Allí no están cuantificados los giros de dinero a través de canales informales (amigos, familia, agencias no registradas), pero el Fondo Monetario Internacional calcula que esta cifra podría ser 50 por ciento más alta.
En la industria de envíos de dineros, el corredor más grande del mundo está entre Estados Unidos y México, y el costo promedio, según el Banco Mundial, es de 12 dólares por envío de 200 dólares. De acuerdo con el Banco de México, ese país recibe alrededor de 22 mil millones de dólares anualmente por concepto de remesas, una cifra que coloca este sector en un lugar crítico para la economía del país.
En el caso de Colombia y según cifras del Banco de la República, hasta agosto pasado, el país recibió 2.680 millones de dólares por este concepto.
Esto significa que si se usan las cifras de costos del Banco Mundial, la oportunidad de mercado para los facilitadores de remesas es de aproximadamente 250 millones de dólares anuales.
Los operadores móviles
Investigaciones sobre la oportunidad, muestran que si los costos de las remesas bajan, el volumen y la frecuencia incrementaría, lo que hace el negocio atractivo para los operadores móviles, que dada su enorme penetración están posicionados para ofrecer estos servicios. Pero así como la oportunidad es considerable, las barreras de entrada para estos operadores son grandes debido a varios factores, entre otros, a las regulaciones bancarias de cada uno de los corredores de remesas que existen y las negociaciones de moneda entre los bancos centrales.
Esto hace que las economías de escala no se puedan desarrollar con la rapidez como otros servicios móviles lo han hecho.
Según el reporte del Departamento de Estado ‘Money Laundering and Financial Crimes’ (Lavado de dinero y crímenes financieros), el riesgo de este tipo de actividades en las transferencias de dineros a través de canales móviles es real y en el mismo se dedica un capítulo a los pagos móviles.
Esto crea malestar entre los operadores que son finalmente responsabilizados por el mal uso de sus redes, lo que los hace dudar lanzar servicios de esta naturaleza.
De la misma manera, las multas por lavado de dinero pueden ser severas y y en el ambiente regulatorio actual, los operadores pagarían por ellas.
Contrario a la dominancia y altísima penetración de los servicios móviles y a la transferencia doméstica de dineros, todo indica que a corto plazo no veremos a los operadores convertidos en Mobile Transfer Operators, a nivel internacional, pero la industria empieza a dar indicaciones de experimentar con el tema.
De 2.121 servicios internacionales incluidos hasta septiembre del año pasado en el centro de datos de remesas del Banco Mundial, solo 10 son móviles.
Un estudio hecho por el Consultative Group to Assist the Poor (CGAP) encontró solamente 17 servicios de entrega de dineros internacionales, basados principalmente en Asia. Por el momento, las barreras y los riesgos son más grandes que la oportunidad. Esto, sin embargo, a corto plazo.
CRISIS EXTERNA GOLPEA ENTRADA DE REMESAS A COLOMBIA
Uno de los canales de transmisión de la crisis externa al país es la transferencia de recursos de los inmigrantes colombianos.
Según las cifras del Banco de la República, entre enero y agosto de este año han entrado remesas por 2.680 millones de dólares, que representan un descenso del 1,3 por ciento en comparación con el mismo lapso del 2011.
Esto obedece a la crisis económica española, dijo recientemente la Cepal. Justamente, después de casi cuatro años de liderazgo, el país ibérico ya no ocupa el primer lugar en cuanto a origen de las remesas que llegan a Colombia.
Los datos disponibles del Banrepública dicen que en el primer semestre del 2012, los recursos provenientes de España cayeron 14,3 por ciento. Así, Estados Unidos pasa al primer puesto en montos de remesas, con 694,7 millones de dólares en la primera mitad del año, que muestran un incremento anual del 6,6 por ciento.
Ángela Millán Epstein
Especial para Portafolio