Sin duda alguna, conseguir el primer trabajo y comenzar a generar ingresos es un logro importante para los jóvenes, puesto que marca un antes y un después en el desarrollo de su vida financiera.
De acuerdo con ‘Resuelve tu deuda’, esta es la época en la que se adquieren las primeras lecciones sobre la administración de los recursos, sin embargo, también se convierte en un momento en el que se pueden cometer muchos errores.
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Por ejemplo, el derroche de dinero, la falta de inversión y de ahorro, son algunas de las fallas que comenten cuando inician su vida laboral.
Y esto sucede por la falta de asesoramiento sobre cómo manejar sus primeros ingresos, e incluso, por la educación financiera que recibieron a través del ejemplo de sus padres o de la academia.
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Aun así, y como en todo, nunca es tarde para aprovechar esos primeros años de trabajo para aprender a ahorrar y evitar adquirir malos hábitos económicos.
Para contribuir con esto, Portafolio.co consultó a ‘Resuelve tu deuda’ sobre cómo aprender a cuidar el dinero desde la primera vez que llega a nuestras manos, y esto respondió:
1
Identificar lo que se gana: antes de comenzar a gastar, es necesario saber cuánto se tiene. En ocasiones, los primeros años laborales poder ser de ingresos irregulares o de trabajo independiente y temporal. Ante esas situaciones, es mejor obtener un promedio de los últimos 6 meses para establecer una cifra estándar.
Por otro lado, quienes son asalariados sólo deben corroborar que sus percepciones sean por salario neto, es decir, después de impuestos, para evitar asumir que se percibe más dinero del que realmente se tiene.
2
Establezca sus gastos fijos y variables: el dinero se usará en algo tarde o temprano, la clave es identificar cuáles son los gastos que tienen prioridad y cuáles no. Para que sea más sencillo puede realizar una distinción entre los gastos fijos y variables.
Los primeros generalmente engloban lo más básico para subsistir y llegan de forma regular. Ejemplo: la renta, la alimentación, transportes, etc. En cambio, los variables están vinculados a un consumo espontáneo y muchas veces no son necesarios, uno de ellos son los famosos gastos hormigas.
3
Elabore un presupuesto: luego de esto, es momento de empatar los ingresos con los gastos y para alcanzar esto se recomienda aplicar la regla del 70 – 30.
Esta regla consiste en usar el 70% del salario para cubrir áreas como vivienda, salud, educación y transporte, mientras que el 30% restante, se destinará al ahorro, el entretenimiento y el pago de deudas.
Tenga en cuenta: si aún no se han adquirido compromisos financieros que soliciten una parte importante de los recursos, entonces puede optar por incrementar el monto del ahorro.
4
Ponga objetivos: una buena administración monetaria es clave para alcanzar todas las metas. Sin embargo, se deben tener objetivos claros que sirvan como parámetros para determinar cuánto dinero se requiere y en cuánto tiempo.
Para ello, piense qué desea alcanzas con su dinero, eso le ayudará a aterrizar sus sueños y convertirlos en pequeñas acciones que irán acercando a su realización.
5
Evite las deudas: no importa qué tan pequeño sea el gasto, una mala decisión financiera puede salirse de control con facilidad. Así, comience por eliminar los gastos superficiales y sea constantes en destinar esos ingresos al ahorro. Tampoco se comprometa con otros productos financieros cuyas responsabilidades no pueda asumir en ese momento.
Mejor enfóquese en adquirir una buena formación financiera y, si después desea obtener una tarjeta para desarrollar su historial crediticio, busque una que se adapte a sus condiciones económicas.