Estados Unidos, China y otras economías líderes se enfrentan a un déficit de financiación de US$15,8 billones en 2050 para garantizar apoyo económico de por vida a sus poblaciones en envejecimiento.
Esto es lo que dice un informe encabezado por el expresidente de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido, Adair Turner, para el prestigioso Grupo de los 30, integrado por actuales responsables de política y otros ya retirados.
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“Si las políticas públicas y los comportamientos individuales no cambian, los sistemas de pensiones de muchos países se enfrentarán a una grave crisis, lo que supone un riesgo de un gasto público inaccesible o ingresos inadecuados para los jubilados”, dijo Turner.
El déficit previsto de US$15,8 billones está ajustado a la inflación, por lo que la cifra nominal real en dólares en 2050 será significativamente mayor, equivalente al 23% del PIB mundial ese año, según el informe.
El G-30, del que forma parte el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, y los exsecretarios del Tesoro de EE. UU., Timothy Geithner, y Lawrence Summers, atribuye la causa del impactante déficit, que estimó en US$1,2 billones en 2018, a unos sistemas de pensiones y de jubilación anticuados.
Los rendimientos previstos de los ahorros más bajos, en una era de tasas de interés deprimidas, agravan el problema. El informe abarca 21 países, entre ellos Japón, Alemania, India y México, que representan el 90% del PIB mundial.
El análisis mantiene que la futura crisis no se centra únicamente en las pensiones. La seguridad financiera de por vida también depende de la disponibilidad de servicios de salud pública, vivienda y transporte, así como del apoyo de la comunidad y la familia.
El G-30 abogó por una combinación de políticas para abordar el problema: aumentar la edad oficial de jubilación entre al menos cuatro y seis años para 2050 y permitir que las personas trabajen más tiempo.
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Una cuarta parte del déficit de financiación podría cerrarse si los jubilados trabajasen de media el 20% del tiempo de los trabajadores en edad activa. También, promover más ahorros por parte de las personas y subir impuestos para apoyar las pensiones públicas. Dichas medidas podrían incluir programas de ahorro obligatorios. Y aceptar que los ingresos en la jubilación podrían ser más bajos. Para los medios y altos, eso podría significar vivir con el 60% de los previos a la jubilación, en lugar del 75%.
El grupo de trabajo del informe también pidió medidas para reducir los costes de administración y gestión de activos que soportan las personas que ahorran para la jubilación. Ello podría incluir el establecimiento de servicios públicos nacionales para proporcionar procesamiento y compras de servicios de gestión de activos a la población.
El G-30 dijo que si bien el cambio de las corporaciones de los planes de jubilación de beneficios definidos a aportaciones concretas para sus trabajadores había sido inevitable de alguna manera, no ha funcionado bien para muchos.
El grupo sugirió programas híbridos de jubilación como una posible solución, incluida la garantía de retornos mínimos de inversión para contribuciones definidas. “Las reformas a la contribución definida deberían permitir a las personas beneficiarse de la gestión de la inversión colectiva, a bajo costo, y que sus ahorros para la jubilación no sean rehenes de los ciclos del mercado en la medida en que lo están hoy”, dijo el presidente del G-30 y ministro de Singapur, Tharman Shanmugaratnam.
El informe reconoce que afrontar la próxima crisis será difícil porque podría involucrar decisiones impopulares. Lo que lo hace “más arduo es que ocurre cuando se desconfía cada vez más de las instituciones, los principales partidos están bajo tensión” y los votantes se están volviendo “susceptibles al populismo”, dijo el G-30.
Bloomberg