En esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales considero importante compartir públicamente mi voto, en especial con los jóvenes a quienes considero verdaderos protagonistas y constructores de esperanza en Colombia.
A conciencia, durante estas elecciones, mi voto ha sido y seguirá siendo por el Emprendimiento, opción basada en las siguientes reflexiones:
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El emprendimiento genera empleo
El desempleo en Colombia en abril del presente año ascendió a un 9,5% según datos del Dane, una de las tasas más altas en América Latina. Aún más, el desempleo en los jóvenes de 14 a 28 años alcanza límites alarmantes del 18,7% en el primer trimestre de 2018. Si bien es cierto que el desempleo actual puede obedecer a causas coyunturales y en algunos sectores de la economía a factores cíclicos, la evidencia demuestra que hay detrás un problema de desempleo estructural, es decir, un aparato productivo que no tiene la capacidad suficiente para incorporar el talento disponible en Colombia, realidad que parece ser común a toda la región, como lo muestra la OECD en su informe Perspectivas Económicas de América Latina 2017, en el que presenta una preocupante estadística según la cual “uno de cada cinco jóvenes de América Latina no tiene empleo, no estudia ni recibe capacitación”.
Ante esta realidad, el emprendimiento por oportunidad se presenta como una valiosa alternativa, dada su virtud de generar empleo: de acuerdo con el mapeo realizado en el estudio Ecosistemas Regionales del Emprendimiento en Colombia, iNNpulsa Colombia y la Universidad Nacional (sede Medellín), se encontró que las 2.696 start-ups analizadas como emprendimientos con menos de cinco años lograron generar al país 7.933 empleos, lo que se constituye en un potencial importante para el país, al ser comparadas con estudios en otras economías como el de Spletzer (2000), que reflejan cómo los start-ups en Estados Unidos han creado el 39,75% de los nuevos trabajos. Por tanto, la contribución de los emprendedores en Colombia vía generación de trabajo para jóvenes es en la actualidad muy importante y cuenta con un gran potencial a futuro.
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El emprendimiento es un derecho para todos
Existen diferentes aspectos que impiden una mayor equidad, como el hecho de que la educación con alta calidad parece ser un privilegio para pocos, situación que genera un efecto negativo sobre los ingresos, un acceso tecnológico reducido que aumenta la brecha entre “tecno-ricos” y “tecno-pobres”, una mayor concentración de los activos empresariales, un sistema de salud inequitativo, entre otros graves problemas, los cuales explican en buena medida por qué nuestro país se encuentra entre los 10 primeros en el mundo con mayor desigualdad.
Sin embargo, el emprendimiento en Colombia es realmente para todos, no requiere de antecedentes empresariales, ni de condiciones físicas o intelectuales extraordinarias, sino, por el contrario, como lo afirma Muhammad Yunus “todos somos emprendedores, lo que pasa es que solo algunos afortunados se han dado cuenta de ello”. Incluso autores como Schramm describen el emprendimiento como una obligación, no solo con nosotros mismos sino, por supuesto, con nuestras familias y con nuestra Patria, para el logro del llamado “capitalismo emprendedor”. Por tanto, es indispensable aprovechar la oportunidad de emprender, principalmente cuando cada día existe una mayor aceptación sociocultural hacia la creación de empresas en Colombia e incluso una legislación propicia para el emprendedor, como la Ley 590 de 2000 (disposiciones para promover el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas), la Ley 1014 de 2006 (de fomento a la cultura del Emprendimiento), junto con varios decretos y documentos CONPES.
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Es un testimonio para superar la polarización
Los emprendedores tienden a trabajar de manera solidaria entre ellos, superando distinciones sociales, económicas, de género e incluso políticas. Afortunadamente, se ha reconocido que los proyectos creados por un solitario “superhéroe emprendedor” tienen una alta probabilidad de entrar rápidamente en liquidación, razón por la cual conceptos como networking y coworking son comunes en los jóvenes, convirtiéndose en escenarios en donde cada uno aporta de acuerdo con su talento y ventajas competitivas, atraídos por proyectos empresariales sin límites geográficos, gracias a la globalización, lo que algunos autores reconocen como la “nueva ideología del emprendimiento”. Comprender la riqueza de la diversidad para obtener diferentes perspectivas de la realidad e ideas de negocio “fuera de la caja“, es una gran invitación para que la clase política colombiana se atreva a cambiar la polarización por la colaboración.
Una de las grandes victorias en nuestro país es la incorporación del espíritu emprendedor en los colombianos, que se evidencia en una TEA (Tasa de Actividad Emprendedora) de entre el 20% y 25%, de acuerdo con datos del informe GEM Colombia, hecho que nos ubica en los primeros lugares a nivel mundial. Sin embargo, la ruta crítica en este momento es el fortalecimiento de un ecosistema emprendedor, para lo cual se requiere no solamente la fuerza del sector privado, sino, por supuesto, la participación decidida del sector público, de forma que se garantice un conjunto de externalidades positivas al emprendimiento.
Por esto, en la agenda del próximo gobierno deberían incluirse las siguientes 10 apuestas frente al emprendimiento: política tributaria a favor del emprendedor, estrategias agresivas de uso y apropiación de las TIC, propiedad intelectual, infraestructura, infoestructura, políticas de financiamiento, mayor formación de competencias, acompañamiento en el proceso de inserción en la economía internacional, reducción del contrabando y finalmente un fortalecimiento del emprendimiento regional, inversiones que en el largo plazo podrán demostrar que el emprendimiento es la mejor estrategia para consolidar la paz en Colombia.
Alejandro Cheyne,
decano de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.