La decisión del Gobierno de salir de su participación del 57,66 por ciento en la generadora Isagén, la tercera del país, no tomó por sorpresa a los mercados financieros, pero sí abrió la puerta, de inmediato, al debate político.
El expresidente Álvaro Uribe manifestó ayer su rechazo a la venta, a través de nueve trinos en Twitter, en los que dijo que se opuso a sus compañeros de gobierno que propusieron su venta.
Así mismo, el senador Juan Carlos Vélez Uribe dijo que la estrategia no debe ser la de vender empresas eficientes, sino de reducir gastos innecesarios, “como los 1,9 billones en publicidad oficial para este año”.
Justamente sobre lo dicho por el expresidente, los analistas bursátiles recuerdan que la posibilidad tomó fuerza en el 2009 y ha estado escrita desde hace varios años en los planes financieros del Gobierno.
Así mismo, destacan la intención estatal de cambiar un activo como Isagén, cuyo valor en bolsa cerró ayer en 7,5 billones de pesos, por otro como la infraestructura, pero siempre y cuando los recursos del 57,66 por ciento de la generadora, estimados en mínimo 4,5 billones de pesos, representen una solución eficaz frente al rezago en vías y carreteras.
Daniel Velandia, director de Investigaciones Económicas de la firma Credicorp Capital, señala que es claro que el Gobierno necesita ejecutar rápidamente en este frente y, si esto se hace de forma correcta, la infraestructura como activo puede tener un efecto de irrigación de productividad y de crecimiento en los diferentes sectores económicos.
“Lo que genera un kilómetro de vías puede ser mucho más favorable que las utilidades que puede dar una compañía como Isagén en un año”, señala.
SORPRESA POR EL PRECIO
El experto agrega que lo que sí sorprendió un poco fue el precio al que aspira el Gobierno, que indica que la empresa está un poco cara.
Aunque la firma de banca de inversión que asesoró al Gobierno puede ver un potencial adicional para Isagén, los 12,5 veces que representaría el valor de venta frente a la utilidad antes de depreciaciones y amortizaciones (Ebitda) proyectada para el 2014, contrastan con los análisis de esta comisionista, que muestran una relación de 9 veces el Ebitda para el sector eléctrico local.
Aun así, los 4,5 billones que aspira a recaudar el Gobierno convertirían a Isagén en la mayor privatización de la historia del país, pues superaría los 990.000 millones de pesos de la de Telecom e, incluso, la suma de las privatizaciones de los bancos Bancafé, Granahorrar y Megabanco, que le representaron en su momento a la Nación recursos del orden de 3,97 billones de pesos.
Aunque la primera venta al público de acciones de Ecopetrol en el 2007 fue un negocio por más de 5,7 billones de pesos, fue una democratización y el Gobierno conservó el control.
El anuncio del Gobierno de salir de Isagén hizo que analistas y Gobierno mencionaran los primeros posibles compradores.
De entrada se descarta a Empresas Públicas de Medellín (EPM), que además de tener el 12,95 por ciento de Isagén, ya tiene una capacidad instalada de generación del 22,5 por ciento. Las normas prohíben que un generador tenga más del 25 por ciento.
Entonces, el espacio quedaría para firmas de envergadura importante, como Celsia (10 por ciento de participación), o la estadounidense AES Chivor (7 por ciento).
En el caso de Emgesa, tampoco hay mucho espacio, pues hoy su capacidad instalada es del 19,9 por ciento.
No obstante, la cesión del control podría tener algunas dificultades. En el mercado financiero se comenta que habría un interés de los empleados de Isagén por comprar una parte y si a ello se suma que los fondos de pensiones podrían querer más, aun con las restricciones que tienen en sus inversiones, la sumatoria de los dos factores haría que para la segunda fase no estuviera disponible el control.
Esta situación reduciría el interés de potenciales compradores en la subasta, y podrían no ofrecer lo esperado.
ACCIÓN, AL ALZA TRAS ANUNCIO DE VENTA
Luego del anuncio de venta de Isagén, la acción de la compañía subió hasta 2.830 pesos, aunque luego osciló entre 2.755 y 2.835 pesos, para cerrar en 2.765; es decir, 1,65% por encima del precio de la jornada anterior.
El Gobierno anunció que venderá sus acciones por encima de 2.850 pesos.
ISAGÉN, GENERADOR Y EXPORTADOR
Isagén generó en el primer semestre del 2012 5.164 gigavatios hora, es decir, el 17 por ciento de la demanda nacional. Tiene una capacidad instalada de 2.212 megavatios (1.912 hidráulicos y 300 térmicos) y desde agosto del 2014 superará los 3.000 megavatios, con el inicio de las operaciones de la hidroeléctrica Sogamoso, en Santander.
Esta tendrá una capacidad instalada de 800 megavatios.
En el segundo trimestre, las ventas a Venezuela estuvieron disparadas, al llegar a 77.217 millones de pesos, el mayor nivel desde el 2012. Aunque la exportación de energía a Venezuela ocupó el 15 por ciento de los ingresos, para el segundo semestre la empresa estima que despachará entre 35 y 40 gigavatios cada mes.
Isagén avanza en proyectos de energías alternativas, particularmente geotérmicas, en Caldas (cerca del nevado del Ruiz), donde está a la espera de la licencia ambiental para iniciar perforaciones exploratorias, mientras en la frontera con Ecuador adelanta los estudios previos para definir futuras exploraciones.
Así mismo, en energía eólica (viento), la firma trabaja para hacer el cierre financiero del proyecto en La Guajira.
SE PIERDE HERRAMIENTA PARA CONTINGENCIAS
Si bien el mercado de generación eléctrica está maduro y el Gobierno mantendrá una participación a través de Gecelca, que opera en la costa Caribe y tiene capacidad instalada del 8,4 por ciento del total, la decisión de venta de Isagén también implica ciertos riesgos.
Aunque son bajas las posibilidades, Germán Corredor, director del Observatorio de Energía de la Universidad Nacional, asegura que mientras el Ejecutivo asegura unos ingresos para impulsar la infraestructura, la Nación se quedará en el futuro sin un instrumento para resolver problemas en caso de presentarse una contracción económica fuerte en el largo plazo, que amenace la estabilidad de los operadores actuales y, en consecuencia, sus compromisos para abastecer la demanda de electricidad.
Agrega que, si bien es una posibilidad menor, no hay que perder de vista la proyección de largo plazo y la eventualidad de que a las economías latinoamericanas les pueda tocar el turno de vivir una crisis de las dimensiones que le ha tocado enfrentar a Europa.
“Tener una empresa de estas ayudaría a mitigar una crisis económica que haga que algunas empresas se quiebren y los inversionistas se vayan y no cubran las inversiones que se necesitan”, señaló.
Corredor cree que otra oportunidad futura que perderá la Nación será la de ingresos por exportaciones de energía, si se materializa la interconexión con Panamá y con el sur del continente.
Además de Gecelca, el Estado mantiene la participación en entidades de menor valor, como las electrificadoras del Huila, Caquetá, cerca de la mitad de la del Meta, y la de Nariño, sin olvidar el control en Interconexión Eléctrica S.A. (ISA).
Ómar G. Ahumada Rojas
Redacción de Economía y Negocios