La explosión este domingo, en un tramo del oleoducto Caño Limón-Coveñas, obligó a las autoridades no solo a impedir el transporte de crudo por sus tuberías sino a suspender también el paso de agua en los grifos de todas las viviendas de Arauca.
Y es que, tras el atentado, una mancha de crudo avanza por el río Arauca.
Sobre el mediodía de este lunes, la Empresa de Servicios Públicos de Arauca (Emserpa) suspendió el servicio de agua potable, como medida preventiva ante la mancha de petróleo.
Al menos, 14.500 usuarios se verán afectados con la disposición, la cual, según informó Luz Dary Zambrano, gerente de la entidad, se mantendrá hasta que se logre aislar el crudo de la bocatoma del acueducto.
El ataque, el cuarto con explosivos en lo que va del año, fue atribuido al Eln, específicamente al frente ‘Efraín Pabón Pabón’, que opera en la zona.
“En el desarrollo de la operación de seguridad y defensa que adelantan las tropas de la Décima Octava Brigada con su Batallón Especial Energético y Vial N°18, en el sector se presenta una acción de combate contra integrantes de la comisión 'Ciro Quiñonez' del frente ‘Efraín Pabón Pabón’ del Eln en el área, neutralizándose parcialmente los planes de esta estructura”, precisó un comunicado del Ejército.
Tropas del Ejército se encuentran en la zona para asegurar el ingreso de los técnicos de Ecopetrol, quienes adelantaran los trabajos de reparación del oleoducto, al igual que la limpieza requerida por el plan de contingencia que fue activado tras el ataque.
El oleoducto de 780 kilómetros de longitud tiene capacidad para transportar a diario hasta 210.000 barriles de crudo que se producen en los campos del departamento de Arauca operados por la estadounidense Occidental Petroleum, en la frontera con Venezuela, hasta Coveñas, un puerto sobre el Mar Caribe desde donde se exporta.
Colombia no logró en 2014 su meta de producción de 1 millón de barriles diarios como consecuencia de los ataques de la guerrilla contra los oleoductos, las demoras en la expedición de permisos ambientales y las protestas sociales.
El año pasado se registraron 141 ataques a oleoductos, un 45 por ciento menos que los 259 de 2013, de acuerdo con estadísticas del Ministerio de Defensa.