Desde hace casi tres años, los problemas de congestión del aeropuerto Eldorado han estado entre las prioridades del Gobierno. El presidente Juan Manuel Santos se ha reunido con autoridades aeronáuticas internacionales, ha pedido asesorías y ha encargado estudios.
La semana pasada, se dio un paso en este sentido: se firmó un acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), con el objetivo de optimizar las operaciones del aeropuerto durante la última etapa de las obras, que Opaín entregará en el 2014 y después del 2015.
El vicepresidente regional de IATA, Peter Cerda, quien estuvo en el país para firmar dicho acuerdo, conversó en exclusiva con este diario sobre los retos que enfrenta el aeropuerto y qué necesita este para ser competitivo a nivel regional. Cerda, quien ha trabajado con la institución más de 17 años, dice que la congestión de Eldorado es un claro síntoma de crecimiento, pero advierte que si no se toman medidas, el terminal podría peder la competencia por convertirse en uno de los centros de conexiones aéreas a nivel regional.
¿Cuáles eran las mayores preocupaciones del Gobierno cuando pidió asesoría de IATA?
Cuando el presidente Santos se reunió con nuestro director, Giovanni Bisignani, estaba interesado en agilizar los procesos y mejorar la aviación en Colombia, en términos de infraestructura, tecnología y de servicios para los pasajeros y para las aerolíneas.
¿En ese momento ya se hablaba de que el aeropuerto que se está construyendo se habría quedado pequeño por la congestión?
Tener un problema de congestión es tener un buen problema, pues significa que hay un crecimiento en el tráfico aéreo. Durante los últimos siete años se ha venido hablando del tema de congestión en Eldorado, pues en Colombia las aerolíneas han crecido y hay más pasajeros viajando por motivos de negocios y turismo.
¿Este tipo de congestión también se está viendo en otros aeropuertos de la región?
Sí, hemos visto este crecimiento y esta falta de capacidad en muchos lugares. Lo estamos viendo en Sao Paulo, que está ad portas de los Juegos Olímpicos, del Mundial de Fútbol y tienen programada una vista del papa. Y lo hemos visto en Panamá y en Lima. Es un problema regional, pero Colombia es el único país que tiene a las tres grandes compañías aéreas de la región operando a nivel doméstico. Por eso es que el tráfico de pasajeros está creciendo a tasas del 17 por ciento. Esas tasas no las tiene ni Brasil.
En ese sentido, ¿cuál es el objetivo de la asesoría de la IATA?
Se va a estudiar cómo maximizar el uso de las pistas. Colombia hoy tiene la ventaja de tener dos pistas en las que se pueden realizar operaciones simultáneas, algo que no es común en la región. Por otro lado, muy posiblemente habrá que hacer un rediseño del espacio aéreo. Finalmente, se debe hacer una transición de la tecnología terrestre a la satelital; empezar a usar el PBN (un GPS para aviones), pues las aerolíneas que operan en Colombia tienen esta tecnología.
¿Cuál sería el impacto en términos de eficiencia de estas mejoras?
Ser dependientes de la infraestructura terrestre obliga a nuestros aviones a dar vueltas alrededor de las montañas. Hoy, la tecnología nos permite volar encima de ellas, con lo que se reducen las distancias hasta en 70 millas náuticas, lo que significa 12 minutos de vuelo. Y la tecnología satelital bien aplicada puede mejorar la eficiencia de un aeropuerto en un 30 o 40 por ciento.
¿Y el económico?
Esta primera fase del estudio no llegará a medir los costos/beneficios de la implementación de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, sabemos que al aplicar estos procesos vamos a poder ser más responsables ambientalmente, pues como se van a volar menores distancias, habrá menos emisiones de combustible.
¿Cómo está Eldorado en términos de competitividad en la región?
Hay un cierto riesgo: Bogotá puede perder su lugar de ‘hub’ regional frente a los aeropuertos de Panamá y Lima, sus principales competidores. El crecimiento de estos aeropuertos no ha sido tan dramático como el de Bogotá en los últimos años, pero de igual manera ha sido importante, y ellos ya han actualizado su tecnología.
¿Por qué nos hemos demorado tanto en actualizar la nuestra?
En años anteriores, el Gobierno había tomado un rol ‘reactivo’, cuando el problema ya se había impuesto. Pero como ahora la industria es mucho más madura, ese acercamiento está empezando a ser más proactivo.
María A. Pautassi
Economía y Negocios