Cuatro jóvenes brasileños crearon hace dos años una aplicación para teléfonos inteligentes con el fin de acercar a los taxistas con sus usuarios. Hoy, es la aplicación para taxis con la mayor cobertura en el mundo: Easy Taxi conecta a 80 mil taxistas en 20 países y emplea a cerca de 500 personas.
Las inversiones iniciales alcanzaron los 5 millones de dólares y para el próximo año vislumbra otros 15 millones de dólares, dinero con el cual busca una mayor expansión y mejorar el servicio en América Latina.
Pero, tan importante como eso, es que ese desarrollo tomará a Bogotá como punta de lanza, según anunció su CEO mundial, Dennis Wang, de 30 años, quien está de visita en el país.
La decisión implicará traer parte de la operación tecnológica y de servicio al país, y ampliar la planta de personal, que hoy equivale al 20 por ciento de su nómina global. La sede principal seguirá en Brasil.
Wang anotó que en el último año (de septiembre del 2012 a octubre del 2013), a través de su plataforma, se han realizado 3 millones de carreras, cuyo costo promedio son 10 dólares. “Esto son 30 millones de dólares para los taxistas”, añadió.
Fuera de eso, se han hecho más de 2,5 millones de descargas, que equivalen a potenciales usuarios.
EXPANSIÓN POR EL PAÍS
En Colombia, la aplicación es usada por 18.500 taxistas y las descargas llegan a 470.000, según informó el gerente nacional de Easy Taxi, Sebastián Salazar. Está en 9 ciudades y para finalizar el año se extenderá a 3 más. “Nuestra meta es estar en toda ciudad que tenga más de 500 taxis”, añadió Salazar.
También, Easy Taxi está ensayando servicios especiales para establecimientos comerciales y empresas.
La primera de estas líneas de negocio funciona hace 3 meses y ya ha afiliado a 140 locales –centros comerciales, bares, hoteles y restaurantes, entre otros– que no tienen que asumir ningún costo por llamar taxis para sus clientes. En la parte corporativa trata de sustituir el sistema de vales.
Otra novedad es una prueba piloto de cobranza en Bogotá y Sao Paulo (Brasil): 600 pesos por carrera lograda, aunque ven posibilidades de sacarle jugo también a la publicidad.
“Son costos variables y el taxista ve que es una medida justa porque paga dependiendo de lo que trabaje”, anotó Wang.