"Acá es importante ver lo prioritario. Si no, trabajas las 24 horas", dice Adriana Noreña, directora general de Google para Hispanoamérica, con quien La Nación compartió una jornada de trabajo.
Amante de las maratones, la colombiana nacida en Cali prefiere la salsa -que tiene ritmo- al vallenato, que le resulta lento y aburrido. Eso se refleja durante su semana: madrugar, correr, trabajar y aprovechar pequeños momentos con su hija, Alex. "Alexia significa la defensora de la humanidad. Le quitamos la terminación 'exia' porque suena a enfermedad", explica.
Su agenda está completa, pero ella mantiene la humildad para con su gente. "Cualquier cosa, pregúntame. Estoy ocupada, pero no más que cualquiera de acá", le dice a un canadiense que trabaja en Google hace cinco años, pero que hace uno fue asignado a la Argentina.
El día arranca sin despertador. Noreña se despierta a las 3:30 a.m. Duerme poco, aunque en su vitalidad no se nota. Fue al médico preocupada para ver si tenía algún problema, pero la respuesta que recibió fue que hay gente que no necesita dormir tanto.
De esta forma, la ejecutiva aprovecha el tiempo. Estudió Administración de Empresas en Colombia y luego realizó un MBA en Estados Unidos. Tras ser gerente de planeación financiera y estratégica en Frito Lay en São Pablo, volvió a Estados Unidos a hacer otro máster en Gerencia de Tecnología en MIT, para más tarde regresar a Brasil como directora de mercadeo y desarrollo de nuevos negocios, para Avaya.
Luego de emprender una empresa de productos cosméticos, Elementum, decidió ingresar a Google y, en el 2006, cuando la empresa se instalaba en Brasil, ocupó el puesto de directora de ventas y operaciones en línea de Google para Brasil, y luego para América Latina. Llegó al país en el 2009 para ser country manager y hace tres meses la ascendieron a directora general de Hispanoamérica.
El día arranca 'al trote'
A las 7:30 de la mañana, Adriana Noreña completa su segunda vuelta por Puerto Madero. Salió a las 7, como casi todos los días, excepto los lunes y algún otro día de la semana. Cuenta que se levantó a las 3:30 y estuvo hasta las 6 respondiendo el correo electrónico. Viene con pantalonetas porque le molesta correr con las piernas cubiertas, y no siente el frío. Tiene camiseta de manga larga de Google y su celular para escuchar música y controlar, a través de una aplicación, cuántos kilómetros corrió y en cuántos minutos. "Siempre corro de más", dice esta atleta que ama las maratones y que esa mañana corrió 12 km. La rutina decía 10. A las 8 para en su casa, para saludar a su hija antes de que vaya al jardín. Y vuelve a correr un poco más. A las 9 aparece en Google con un traje de pantalón y saco, y admite que tuvo que cruzar el dique con las zapatillas deportivas porque el adoquín de Puerto Madero no es cómodo con tacos.
La Nación (Argentina)
Buenos Aires.