La administración del complejo minero de Cerro Matoso no quiere perder un solo segundo en su tarea para tramitar y tener una nueva licencia ambiental entre mayo y julio del 2020.
Por esta razón, al mismo tiempo que adelantan las consultas previas con las quince comunidades aledañas al proyecto, desarrollan el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), para que una vez terminados los cabildos se incorporen los acuerdos al documento final, y así radicarlo ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla).
(Cerro Matoso, pionera en eficiencia y líder en sostenibilidad).
En diálogo con Portafolio, Ricardo Gaviria, presidente de Cerro Matoso, afirmó además que el complejo minero contempla finalizar el 2019 con una producción estimada de 40.100 toneladas de níquel.
Así mismo, el alto ejecutivo resaltó que el grueso de la inversión para la operación minera, que incluye el presente año US$8 millones, están siendo destinados a proyectos de exploración: dos de níquel en los municipios de Planeta Rica y San José de Uré, y uno de cobre en Puerto Libertador.
¿Cómo cerró la operación en el 2018?
En los últimos tres años la producción del complejo ha registrado un crecimiento sostenido gracias al precio internacional del níquel. En el 2016 el reporte fue de 37.000 toneladas; en el 2017, con la entrada del proyecto La Esmeralda, la extracción llegó a 40.000 toneladas, y en el 2018 fue de 43.000 toneladas. Para el presente año esperamos cerrar en poco más de 40.000 toneladas.
Desde el punto de vista financiero, en el 2016 se registró una pérdida de US$17 millones, pero nos recuperamos en el 2017 con US$69 millones y en el 2018 con US$82 millones. En regalías le hemos pagado al país entre 2016 y 2018 cerca de $292.000 millones, y en impuestos en el último bienio (2017 - 2018) $161.400 millones.
¿Cómo va la operación en el 2019?
Para el 2019 esperamos cerrar la producción en poco más de 40.000 toneladas, exactamente 40.100 toneladas. Desafortunadamente el precio del níquel ha caído en el mercado internacional desde octubre del año pasado hasta febrero del presente año. La cotización llegó a estar por debajo de US$5 la libra. Pero ya hay un repunte y la tarifa hoy está en US$5,70/libra.
(Complejo Cerro Matoso tiene en marcha dos nuevos proyectos).
Este índice es bueno teniendo en cuenta que en el 2016 la cotización estuvo en niveles de US$4/libra, esto puso en rojo la operación del complejo. En la actualidad tenemos ahorros en la operación de US$90 millones al año. Cada año optimizamos los costos de operación.
¿Cómo está proyectada la operación para el 2020 y 2021?
Además de las más de 40.000 toneladas que se proyectan producir, estimamos que para el 2020 la extracción llegue a las 33.000 toneladas. La razón es que va a entrar en ajustes técnicos el horno de la línea dos. Este fue construido en el año 2000 y entró en operación en el 2001. Cada 12 a 15 años esta infraestructura debe entrar a un proceso de mantenimiento y/o reparación, un proceso que demoraría entre 60 a 70 días, todavía estamos haciendo los cálculos del caso.
Para el 2021, la proyección en la producción está calculada en poco más de las 37.000 toneladas y con miras de retomar la senda para llegar nuevamente a un nivel de extracción de 40.000 toneladas, y luego de terminar un estudio de factibilidad en diciembre de este año, comenzaríamos operación en el proyecto de Planeta Rica. Este complejo produciría níquel por espacio de dos a tres años. Esto lo determinaría el citado estudio.
¿Cómo va la tarea en los futuros proyectos de níquel y cobre?
Comenzamos el proceso de exploración en San José de Uré, que está al sur del complejo de Montelíbano, para determinar el potencial en yacimiento de níquel. Hicimos la primera campaña y desarrollamos el modelo de recursos, y con base en esto se inicia la segunda campaña de exploración. Así mismo, en un cerro aledaño al municipio de Planeta Rica, iniciamos la etapa de exploración.
Para el tema de cobre, el proyecto se desarrollará en Puerto Libertador. Se han realizado trabajos de exploración y en este proceso se han invertido casi US$3 millones. Hemos calculado que en este periodo nos demoraríamos por lo menos cuatro o cinco años para establecer si existe un yacimiento importante para que el proyecto sea viable desde el punto de vista financiero.
¿Cuáles son las inversiones para la etapa de exploración en estos nuevos proyectos?
Si se suman las campañas de exploración de níquel a las de cobre, se han realizado inversiones por cerca de US$8 millones. Queremos que el precio repunte, más si se tiene en cuenta la proyección en el volumen de producción para el año entrante (33.000 toneladas).
Seguimos en los cálculos de las inversiones para el mantenimiento y/o reparación del horno de la línea dos. Aún seguimos haciendo las proyecciones. Una obra importante es el cambio del sistema de enfriamiento, tal como se hizo con el horno de la línea uno en el 2008.
¿Cómo van los trámites para gestionar la nueva licencia ambiental?
En septiembre salió a favor nuestro el incidente de nulidad. En diciembre pasado cerramos las preconsultas, no solo con las ocho comunidades involucradas, sino además con otras siete como son las afro y las juntas de acción comunal. En enero comenzamos las consultas, pero tanto nosotros como las comunidades solicitamos al Tribunal de Cundinamarca que nos diera más plazo para este proceso, ya que el límite inicial va hasta el 30 de abril, y este se extendió hasta el 30 de septiembre.
Paralelo estamos haciendo el estudio del impacto ambiental, para que una vez terminen las consultas, incorporemos los acuerdos para presentar a final de año el EIA ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). El cálculo es que para mayo o junio del próximo año sería aprobada la licencia.
¿Y en el tema de salud?
No solicitamos en el incidente de nulidad la prestación de los servicios de salud a los miembros de las comunidades con respecto a las 16 clases de enfermedad reportadas. Y hasta la fecha (desde abril del año pasado) no se ha registrado la remisión de alguna persona a los centros de salud.
Alfonso López Suárez
Redacción Portafolio