Con todo y el innegable arraigo de Empresas Públicas de Medellín en Antioquia y en Colombia, por las inversiones que ha hecho esta compañía en el continente, bien se podría decir que el corazón de EPM está asentando raíces en Chile.
De los 2.500 millones de dólares en inversiones en el exterior que tiene EPM en este momento, la mitad, exactamente 1.250 millones de dólares está concentrada en activos del país austral.
El más reciente negocio en ese país fue la compra de Aguas de Antofagasta PLC (Agasa) por un valor de 965 millones de dólares.
Esta empresa es una de las principales desarrolladoras del negocio de plantas desalinizadoras de agua de mar del continente, un negocio que le permite a zonas con pocos recursos hídricos superficiales tener abastecimiento.
Pero antes, en el 2014, EPM Chile inauguró también su parque eólico Los Cururos, un proyecto de generación de energía que tuvo una inversión superior a los 200 millones de dólares.
Las dos tecnologías son novedosas y atractivas en la estrategia de crecimiento para la empresa paisa, y el conocimiento que adquiera en ellas podrá marcar la pauta de nuevas expansiones.
Pero, además, el mercado en sí mismo es interesante: “Estamos en el sitio adecuado, con los clientes adecuados y con las solución adecuada. En la segunda región de Chile (donde opera Agasa) se genera el 40 por ciento del producto interno del país, ahí están los mineros produciendo el cobre, los agricultores y 560.000 habitantes que están demandando nuestros servicios”, señaló el vicepresidente ejecutivo de Estrategia y Crecimiento de EPM, Gabriel Jaime Betancourt.
FUTURO DEL AGUA DE MAR
Si bien potabilizar el agua de mar es seis veces más costoso que hacer el mismo procedimiento con el agua dulce, en algunas zonas esta es la opción más viable, si no la única posible.
“Uno de los atractivos mayores de EPM para esta compra fue incursionar en una tecnología que nosotros no conocemos, pero que estamos seguros que la región la va a necesitar, porque se habla cada vez con más frecuencia sobre la desertificación del planeta”, señaló Betancourt.
Precisamente, en la región de Antofagasta esta situación ya se vive, y una solución fue la construcción de plantas para hacer potable el agua de mar. Agasa no solo ofrece suministro a los hogares, sino que también construye plantas a industrias que lo requieran.
Hoy en día trata 2,1 metros cúbicos por segundo, y en cuatro años la empresa espera llegar a los 200 litros por segundo de capacidad.
“En esta década se han invertido 2.000 millones de dólares en plantas desalinizadoras de las cuales 1.600 millones, es decir el 80 por ciento de ese dinero, corresponde a la región de Antofagasta, eso ratifica que estamos donde tenemos que estar”, explicó Betancourt.
La empresa espera que adquiriendo esta capacidad se le facilite también ampliar su posición en temas de agua en la región. La visión de EPM es que en cualquier ciudad costera de América Latina y el Caribe se necesita o necesitará un complemento para el suministro de agua dulce.
“Ahora estamos en una tarea comercial de monitorear las oportunidades, ya con las capacidades instaladas. Vemos que en Centroamérica hay demanda, en México también pues hay una gran escasez de aguas superficiales”, indica Víctor Vélez, gerente de Crecimiento en Agua y Saneamiento de EPM.
En el país Azteca ya EPM tiene una filial, Ticsa, con la que podrían llevar su nuevo conocimiento de agua de mar e implementar esta línea de negocios.
En Centroamérica, aún no tienen inversiones en el segmento de agua (sí en energía), por eso la empresa no descarta la posibilidad de hacer un nuevo negocio en esta parte del continente.
“Podemos seguir creciendo por ambas vías, orgánicas (ampliación de capacidades) e inorgánicas (compra de empresas). La parte orgánica se va agotando, por restricciones de regulación, entonces nos vamos abriendo al crecimiento inorgánico que es el que va a demandar mucho esfuerzo”, asegura Betancourt.
LA ESTRATEGIA DE CRECER HACIA AFUERA
Una de las razones por las que las empresas de servicios públicos están buscando llevar su crecimiento a otros países tiene que ver con las limitaciones de crecimiento de demanda que hay en el país, y también los límites regulatorios para su expansión.
Un ejemplo de lo primero es que en el Área Metropolitana del valle de Aburrá, el crecimiento del consumo de agua se ha frenado y es por el orden de 0,2 por ciento anual, mientras que en la región de Antofagasta, Chile, este es de 4,1 por ciento.
En el segmento de generación de energía, por ejemplo, para la empresa es más difícil crecer por las regulaciones vigentes. Por eso la compañía ha expandido esta línea de negocios en países como Guatemala, El Salvador y Panamá, y aún espera ingresar en Brasil.