Algunos expertos hacen un símil entre el retorno de las vacaciones con el llamado jet lag, ese “desajuste temporal de las funciones del cuerpo tras un trayecto largo de avión”, que normalmente se asocia con los viajes que involucran una diferencia de varios husos horarios entre el lugar de origen y el de destino, y que se caracteriza por la sensación de sueño, cansancio y hasta dolor de cabeza y otras molestias.
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El aterrizaje en el trabajo o el estudio después de un periodo de descanso puede traer sensaciones como apatía, somnolencia, falta de concentración y a veces hasta depresión.
Para Colombia no se conocen estudios sobre la prevalencia de esta forma de estrés, pero según datos aparecidos en el portal elperiodico.com, a nivel general una de cada tres personas lo padecen.
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De ahí que, por estos días, cuando muchas empresas apenas tratan de retomar su ritmo y que las universidades se aprestan a comenzar el año lectivo, seguro no falta quien lo esté sintiendo.
Andrea Amaya Chauvez, gerente de Talento Humano de BDO Colombia señala que en España, según estudios hecho en el 2015, este síndrome puede afectar al 20 o 30% de las empresas de ese país.
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El portal Gestionhumana.com, de Legis, especializado en la gestión del talento, afirma que, para algunos, el síndrome posvacacional trae consigo otros síntomas como irritabilidad, falta de interés y fatiga.
Al desacostumbrarse a las rutinas diarias del trabajo o el estudio se hacen rupturas inconscientes con los patrones normales de comportamiento y empieza a captar sensaciones diferentes, lo cual hace que el cambio de chip pueda resultar traumático, según explica Ángel Quijano Lizarazo, editor de Gestionhumana.com.
La duración del malestar puede ser variable, pues cada persona tiene un universo sicológico particular, pero se estima que puede durar entre una semana o semana y media para retomar el ritmo normal.
El experto añade que si existen problemas en la sección donde trabajamos o con el jefe, o si lo que se hace a diario nos tiene insatisfechos la situación se puede agravar. Y no se trata de desdeñar de las vacaciones, como si fueran las causantes de un gran mal, pues se trata de un periodo no solo merecido, sino necesario para restablecer la energía mental y física.
Lo importante es estar en guardia y tratar de tomar lo positivo, aminorando las consecuencias perjudiciales que incluso puedan poner en riesgo la estabilidad laboral al afectar la productividad.
PLAN DE RETORNO
Los expertos aconsejan que así como se hace un plan para aprovechar el periodo de asueto, también se trace uno para lo que viene después, con el fin de lograr de nuevo un equilibrio personal. Y para ello dan una serie de consejos que podrían aplicarse de manera individual o incentivarse desde las mismas instancias directivas de las compañías o las áreas de bienestar laboral.
El tema resulta tan crucial que incluso muchas empresas, al aprobar las vacaciones de sus empleados, les pasan un documento con las recomendaciones para que ‘subirse de nuevo al bus del trabajo’ los afecte menos, según señala la gerente de Talento Humano de BDO Colombia.
Amaya anota que, así mismo, hay que generar conciencia de que no necesariamente el descanso significa inactividad y simplemente echarse a dormir o para trasnochar diario, sino hacer cosas que normalmente no podemos por el trajín diario, como leerse un buen libro, practicar yoga u otra técnica de relajación, o desatrasar pendientes en el ámbito personal.
Sin embargo, hay que tener cuidado porque suele ser justo en ese periodo cuando se ocasionan lesiones debido a que las personas se atreven a practicar actividades a las que no están habituadas, como deportes extremos. De ahí que las vacaciones sean periodos críticos para las lesiones.
CONSEJOS PRÁCTICOS
Algunas recomendaciones para evitar o aminorar el síndrome posvacacional son las siguientes:
Algunos recomiendan que si el síndrome posvacacional persiste, hay que examinar si es pertinente buscar ayuda profesional o cambiar de empleo, por uno que genere mayores satisfacciones.
En lo que no hay consenso es si, a fin de no salir de sintonía con el trabajo de manera traumática, conviene o no fraccionar el periodo de descanso anual.