Concentrados Cresta Roja, una empresa que nació en plena crisis del sector avícola en la década del 60, y que por tanto estaba acostumbrada a soportar los embates de los tiempos difíciles, no aguantó la presión de un dólar tal valorizado que encareció sus materias primas.
El fuerte de la firma era la producción de alimentos concentrados para aves, porcinos, bovinos, peces, codornices y otras especies. En 60 años de existencia había alcanzado un sitial entre las principales del país de su campo, al lado de otras como Purina, Nutrión, El Galpón, Contegral, Solla, Cipa y Pedigree.
No obstante, a principios del primer semestre del año pasado fue aceptada en reorganización, el otro proceso que la ley de insolvencia establece cuando aún hay salvación para una compañía, y que consiste en la posibilidad de llegar a acuerdos para la cancelación de las obligaciones pendientes.
Según explicaron sus directivos entonces, el motivo de la crisis eran los altos precios de los insumos. Esto teniendo en cuenta que Colombia solo produce un millón de toneladas de maíz –el principal ingrediente para muchas variedades de alimento para animales– e importa alrededor de cuatro millones de toneladas.
Aparte de eso, las ventas bajaron de 88 mil millones de pesos en el consolidado del 2014 a 33 mil millones de pesos a septiembre 30 del 2015.
El monto que los directivos negociaron con bancos, proveedores, trabajadores, la Dian y otros a los cuales les debían, fueron 15.000 millones de pesos.
Sin embargo, en septiembre las sociedades Molino El Lobo, RPM Graneles, Algeciras S.A., Chaga Comercializadora, Cooperativa Multiactiva de Mercadeo Agrícola Agropecuaria, Jabones el Tigre y Roca S.A, Octano de Colombia S.A., así como los particulares Claudia Gutiérrez Maldonado y Sergio Antonio Vélez Londoño denunciaron el incumplimiento del acuerdo.
En ese momento, además de los 15.000 millones de pesos, Cresta Roja debía alrededor de 50.000 millones de pesos más de gastos de administración, lo cual hacía evidente para la Súper que había profundizado aún más su crisis.
El balance a 30 de septiembre muestra que tenía activos por 79.000 millones de pesos. Estos habían descendido paulatinamente, pues en diciembre 31 del 2014 eran 93.000 millones.
Los pasivos, en cambio iban en aumento, hasta llegar a poco más de 83.000 millones de pesos.
El salvavidas que no fue
Una tabla de salvación que se planteó consistía en la venta de los bienes y de toda la operación a Italcol S.A. No obstante, esta transacción debía ser autorizada por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).
Pensaban recibir unos 35.000 millones de pesos por sus dos predios en el kilómetro 4 de la autopista Bogotá-Medellín, sector Siberia, en jurisdicción de Cota (Cundinamarca) más la maquinaria que había en la planta.
La cantidad no era suficiente para pagar la totalidad de las deudas, pero la idea era complementar con lo que recibiera maquilándole a Italcol, probablemente con maquinaria alquilada, según explicó la fuente de la Supersociedades.
No obstante el visto bueno de la SIC para la integración empresarial no llegaba, ni había señales de mejoría. Por eso, el 28 de enero pasado la Supersociedades optó por la liquidación judicial de Cresta Roja.
Aún así el proceso se vio retrasado por una avalancha de tutelas –cerca de 20– que alegaban la violación al debido proceso, pues según los trabajadores y otros allegados a la empresa que interpusieron las acciones, la Super debía esperar a que se concretara el negocio con Italcol.
Finalmente, el fracaso de la ‘tutelatón’ dejó en libertad al delegado para Procedimientos de Insolvencia, Nicolás Polanía, de ratificar la orden de liquidación el 18 de marzo pasado.
“Lo cierto es que se estaban generando intereses y no podíamos perjudicar a los nuevos acreedores”, explicó la fuente de la Supersociedades.
Portafolio buscó comunicarse con directivos de CCR para conocer su visión de este proceso, pero al cierre de esta edición no habían contestado.
La empresa nació para propiciar el crecimiento del gremio avícola
Concentrados Cresta Roja se creó en 1965 y tres años después se fundó en Bogotá. Sus gestores fueron José Guerrero, Hugo Jaramillo, José Manuel Rojas, Eduardo De Brigard, César Jaramillo y la comercializadora de huevos Algeciras.
Un grupo de productores de huevos de la sabana les dieron el apoyo financiero, pues pensaron que una integración vertical era el mejor mecanismo para el desarrollo de la industria avícola, que apenas nacía y no estaba en su mejor momento. Diez años después se abrió, invitando al gremio avicultor a convertirse en accionista. En 1982 ya era sociedad anónima y terminó de construir una nueva planta en la vía Bogotá-Siberia que le permitió aumentar la producción de 1.600 a 8.000 toneladas. Llegó a vender casi 100 mil toneladas anuales.
Empresas
04 abr 2016 - 8:25 p. m.
Concentrados Cresta Roja no pudo aplazar más su final
Supersociedades ratificó decisión de proceder a su liquidación. Esta ya estaba tomada desde finales de enero, pero una ‘tutelatón’ retrasó el proceso.
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