Es un requisito afinar la capacidad de generar ideas. Por eso, el estudio de Nielsen, cree que el estilo de administración para hacerlo es lo de menos, siempre y cuando exista liderazgo.
El experto Víctor Hidalgo, señala que el punto central no es sobre si es necesaria o no la existencia de un departamento de innovación en la compañía.
“Pensemos como departamento de innovación en la capacidad de pensar en esta innovación, cómo se estructure funcionalmente dependerá de la decisión de cada una. Si respetan los cuatro pilares antes analizados, el nivel de éxito de esas innovaciones seguramente tendrá un aumento”, comenta.
El experto ve favorable la tendencia de las compañías a convocar y estimular a sus colaboradores a que aporten a la organización iniciativas que pueden terminar en el fortalecimiento del portafolio de productos.
“Son supervaliosas estas dinámicas. Lo importante es que la organización esté preparada para rescatarlas e incluirlas en un proceso de desarrollo”.
Al final, considera, “todos somos consumidores y vivimos circunstancias, acompañadas de frustraciones que es donde surgen las ideas de innovación. Entonces, cualquier persona es susceptible de generar una idea de innovación”.
El secreto también es que todos en la empresa estén interesados en descubrir pistas para identificar la necesidad.
Sin desconocer la importancia de los perfiles demográficos y el nivel socio-económico hay que ir más allá para que el nuevo producto no se limite a un cambio de gramajes, sabores o precios.
Hay que profundizar en aspectos como los sentimientos del consumidor, sus frustraciones, lo que le genera tensión, dice Hidalgo.
A su juicio, existen compañías que generan ideas brillantes pero se frenan cuando producción no es flexible a la hora de acondicionar un equipo para garantizar una línea de producción.
Desde ese punto de vista, no se puede priorizar la capacidad instalada y sacrificar un buen producto, señala Hidalgo.
En los 62 casos estudiados, las compañías invirtieron recursos variados, lo que también permite concluir que innovar no requiere de grandes presupuestos.
Añade que en compañías donde existen las ideas brillantes, pero hay una maquinaria que no lo permite y se descartan las ideas y se prioriza la capacidad instalada antes que responder.
El otro obstáculo frecuente es que el eslabón comercial participa solo al final del proceso, y no se compenetra con el servicio que se requiere prestar al cliente. De esta manera, los errores de comercialización pueden frustrar un proyecto novedoso.