Ninguna empresa es capaz de seguir pagando empleos y produciendo de forma ilimitada sin ingresos. Así resume Nicolás Uribe, presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), el temor que sienten en estos momentos las compañías. No obstante, asegura que el sector privado está haciendo su parte con solidaridad, y resalta las medidas de la institución.
(“Todos tenemos la obligación de contribuir”).
¿Cuál es su visión de cómo impacta esta pandemia?
El mundo cambió para nosotros el 17 de marzo, cuando se tomaron medidas de choque para aplanar la curva de la epidemia, que pone en peligro la vida de las personas. Esto es un gran desafío, pues se han juntado factores como la capacidad de narrar en tiempo real la propagación, con el reto de avanzar en instrumentos de protección social, garantizar el consumo y poner a punto al aparato productivo. La riqueza se genera por el mejor funcionamiento de negocios, y si estos no prosperan, se amenaza victorias de las últimas décadas como la reducción de la pobreza.
¿Cómo ve las medidas que se han tomado?
La preocupación debe permitir construir soluciones alrededor de la ponderación entre las medidas de salud y las económicas, que permitan subsistir con los menores costos posibles.
Es decir, la pobreza también mata gente, como el coronavirus, por eso, no existe un debate entre economía y salud. Así, debe haber medidas de prevención y un ejercicio para mejorar el sistema de salud, pero también otras que sirvan de plan de choque que sirvan de alivio. Al igual que hay que cuidar la salud, debemos proteger a las compañías, para que puedan garantizar puestos de trabajo, produciendo, pagando a proveedores y manteniendo la cadena. Todo lo que se haga es poco.
¿Qué acogida han tenido las medidas que lanzaron?
Tenemos la obsesión de ser el mejor aliado de los empresarios. Por eso, hemos logrado migrar rápidamente la mayoría de nuestros servicios a temas virtuales. Por ejemplo, relanzamos el viernes la plataforma de comercio electrónico Bazzarbog, y en tres días unas 75 empresas han presentado su solicitud de vincularse. Además, creamos un centro virtual de negocios y ya hay 117 participantes. Asimismo, hemos hecho más de 100 cursos en esta semana, con 31.000 empresarios, y teníamos jornadas de asesoría presencial que se han virtualizado, realizando más de 1.000.
¿Qué supone su propuesta para el registro mercantil?
La fecha límite para la renovación del registro mercantil era ayer, y logramos extenderlo hasta el 3 de julio, para que los empresarios pudieran tener un alivio de caja importante que les ayudara a concentrarse en mantener el empleo y su operación.
¿Su migración virtual está para quedarse?
El mundo que dejamos el 17 de marzo no vuelve a existir, así que nosotros tenemos que reinventarnos para que, al salir de la cuarentena, podamos ofrecer las mejores soluciones.
¿Van a lanzar nuevas medidas?
Seguimos innovando y acomodándonos, y lanzaremos más opciones. Por ejemplo, vamos a montar juntas directivas virtuales, con personas que tienen alta experiencia, para hacer seminarios con pequeños empresarios que no saben cómo solventar los problemas de sus negocios.
¿Cuál es el principal miedo en las empresas?
Es claro que ninguna empresa, ni ningún país, puede prestar servicios ni garantizar empleos, productos y desarrollar políticas si no tiene ingresos, por lo que la necesidad de la reactivación de la economía no solo es de las empresas, sino también para el Estado. Todos los días hablo con empresarios están preocupados, y pasa con arrendadores y arrendatarios. Pero hay potencial y capacidad para salir adelante.
¿Han impulsado donaciones?
Con un grupo de gremios, lanzamos una iniciativa para levantar $35.000 millones orientados al mejoramiento de un 25% la capacidad hospitalaria y de UCI de la ciudad, así como comprar pruebas y poder pagar insumos. La Cámara apoyó con sus recursos $1.500 millones para motivar al resto.
Sabemos que el tema de salud es real, y por eso hacemos campañas de promoción, y hemos decidido convertir a Corferias en un hospital de campaña si se necesita. Y, junto a esto, estamos empeñados en defender el sector productivo.
Me gustaría destacar que el centro de arbitraje y conciliaciones sigue funcionando de forma virtual.
¿Cuál es el papel de los empresarios ante la coyuntura?
Antes del coronavirus, ya estábamos empeñados en liderar el tránsito de que las empresas en sociedad deben entender que su rol ha cambiado, no basta con pagar impuestos y empleos, sino que tienen que ir mucho más allá.
Pero yo he visto una gran solidaridad, desde los grandes magnates, hasta todo tipo de empresarios que han querido donar cifras importantes para ellos. Hay compañías que están vendiendo inmuebles y pidiendo créditos para garantizar la nómina u otras que han decidido mandar a la gente a casa y no descontarles un solo peso. Por supuesto, hay ovejas negras, pero el esfuerzo hay que reconocerlo. El sector privado está cumpliendo su parte en la crisis, con muchas dificultades, sufrimiento, desgaste y estrés financiero.
¿Cambian sus planes para la Cámara de Comercio?
Creo que la Cámara nunca volverá a ser la de antes, sino que esto será un proceso permanente de virtualización y vamos a tener que reinventarnos. Sigue la idea de ayudar al empresario, pero la realidad económica obliga a hacer un ejercicio de ajuste profundo de gastos, reorganización de prioridades, focalización de servicios y abandonar una cantidad de cosas que se hacían, que no podemos seguir haciendo.
¿Cuál es su lista de peticiones para el Gobierno?
Nosotros no tenemos una lista de mercado, sino preocupaciones, y empatía con el Gobierno Nacional y Distrital que están tratando de hacer bien las cosas. Lo que decimos tiene que ver con propuestas: la necesidad de sacar créditos rápidos para pagar las nóminas es fundamental; el aplazamiento para el pago de los parafiscales excluyendo lo de la salud es clave; la idea de pensar en un cobro acumulado de varios meses de servicios públicos podría ser un gran alivio; la posibilidad de flexibilizar unas normas que permitan las negociaciones con los trabajadores para que no pierdan sus trabajos puede ser una oportunidad, etc. Hay muchas ideas, pero todo lo que sea proteger la caja es una buena idea, pues es lo que permite pagar salarios y genera el consumo que, al final, termina manteniendo viva la economía.