Las políticas de depuración de líneas de negocios asumidas por las directivas de Fabricato comenzaron a arrojar los resultados que esperaban.
En el primer trimestre de este año, el Ebitda de la compañía estuvo en cero, lo que por años fue negativo. Además, redireccionaron el negocio y obtuvieron un flujo de caja que les permitió alcanzar una chequera robusta para avanzar en su plan de modernización.
Esa inversión será del orden de los 40.000 millones de pesos y contempla continuar con el proceso de calidad y el cambio de los canales de distribución.
Como negocios importantes, continúan con la fabricación de los uniformes del Ejército de Chile y negocian confeccionar los de las Fuerzas Militares canadienses.
El reporte de esos resultados positivos fue entregado por el presidente de la compañía, Carlos Alberto de Jesús, quien, no obstante aceptó que entre las medidas tomadas estuvo el despido de cerca de 300 empleados el último año.
“Hemos realizado la primera fase de la reestructuración exitosamente. Los números del primer semestre estuvieron mejor de lo programado”, indicó de Jesús.
El directivo brasilero, quien asumió la presidencia de la compañía en septiembre pasado, anotó que los impactos negativos de la compañía sumaron US$ 20 millones.
Añadió que las acciones tomadas lograron abortar la opción planteada en un pasado de declarar la quiebra de la firma.
