La crisis del UPAC (Unidad de Poder Adquisitivo Constante), al finalizar la década del noventa del siglo pasado, se convirtió en la gran oportunidad de crecimiento para la empresa vallecaucana Forsa.
Felipe Otoya, presidente de la compañía, explica que la desaceleración de la construcción en el país, como consecuencia de la cantidad de inventarios de viviendas devueltas por falta de capacidad de pago de sus dueños, obligó a los socios de Forsa a diversificar su mercado y mirar hacia el exterior.
Hoy, el 80 por ciento de sus ingresos proviene de los negocios que realiza en países de África, Europa, Centro y Suramérica, y el Caribe. Llegar a cada una de las 20 naciones adonde exporta ha sido posible gracias al acompañamiento de Proexport.
El negocio de Forsa consiste en diseñar y comercializar un sistema constructivo industrializado, a base de encofrados (moldes permanentes), que les permite a los constructores desarrollar proyectos minimizando tiempos y costos de obra. “Son formaletas en aluminio para vivienda. Es un sistema para paredes y techos en concreto. Hacemos el traje a la medida, de acuerdo con la solicitud del constructor. Es ideal para proyectos masivos”, dice el ingeniero Otoya.
Esta empresa genera 750 empleos directos y el año pasado facturó 50 millones de dólares, 12 por ciento más que en el 2011. La misma cifra de crecimiento prevén para este año.
Dentro de las metas del 2013 están la consolidación en Angola, Surinam, Camerún, Irán, España, México y Brasil, además de la participación en dos proyectos de desarrollo habitacional masivos con los gobiernos de Venezuela y Cuba, la construcción de la cárcel de Guayaquil (Ecuador), abrir el mercado indio, así como participar en el proyecto de las 100.000 viviendas sin subsidio que planea entregar el Gobierno de Juan Manuel Santos.
“Advirtiendo ese flujo de negocios, el año pasado invertimos 3 millones de dólares en la ampliación de nuestra planta de producción, de 15.000 a 25.000 metros cuadrados, en Cali”, agrega Otoya, socio fundador.
LOS RIESGOS AL EXPORTAR
Felipe Otoya, presidente de Forsa, señala que, al igual que otras empresas de vocación exportadora, la principal dificultad coyuntural de su negocio es el precio del dólar. “No nos ayuda, se caen los ingresos; y otra desventaja es que con Europa en crisis y la economía de Estados Unidos débil, los competidores europeos y norteamericanos se han venido a Latinoamérica, lo que nos ha obligado a mejorar en el servicio para no perder clientes”.
Sobre negociar en países africanos, explica que el tema de los pagos y las transferencias de dinero son complicadas “lo que afecta en muchas ocasiones nuestro flujo de caja”, concluye el directivo.
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