La cadena de comida Frisby tiene en su política de sostenibilidad un capítulo especial en el que refleja los resultados de su compromiso con el medio ambiente.
Esa decisión está enmarcada en el propósito que se fijó desde el 2014, el cual se fundamenta en la necesidad de ser más respetuosos con el planeta.
(Frisby, un premio Portafolio al Propósito Superior).
Según la compañía, el primer paso en esa dirección ha tenido que ver con la innovación de los empaques en los cuales sirven sus productos en los distintos puntos en los que opera la marca.
Están elaborados en bagazo de caña de azúcar, “un subproducto industrial proveniente de una fuete que es renovable en cortos periodos de tiempo, sin uso de blanqueadores químicos y aprovechando el color natural”.
Esto les representó ser pioneros en el sector de alimentos en el hecho de incluir un material agroindustrial para la elaboración de empaques aptos para el contacto con alimentos para consumo humano, según registra en su reporte de sostenibilidad.
El objetivo se ha cumplido por encima de las expectativas. La meta era sustituir el 30% y ya está en el 45% de todos sus empaques.
En el marco de la concientización a los consumidores sobre la importancia de proteger el ecosistema desde todos los aspectos de la cotidianidad, la cadena de comida se sumó a la campaña contra el uso de los pitillos, teniendo en cuenta los efectos nocivos que se le han demostrado para los ecosistemas.
“Gracias al compromiso de nuestros clientes con la campaña, logramos disminuir en un 65% el consumo y la posterior disposición de los pitillos”, señala Frisby.
Paralelamente, la empresa ha participado en actividades recreativas y pedagógicas para concientizar a los niños sobre la trascendencia de cuidar el medioambiente.
En esa dirección, en alianza con la empresa Team, la empresa organizó una gira nacional para enseñarles a los niños la mejor manera de contribuir a la protección del sistema.