“Antes de que te cases, mira lo que haces”, dice la sabiduría popular, un dicho que podría también aplicarse al mundo de los negocios: según estadísticas de la Superintendencia de Notariado y Registro, en el 2012, 3 de cada 10 matrimonios acabaron en divorcio. El panorama, de por sí doloroso, se complica más cuando, además de ser socios de vida, los cónyugues también lo son en el campo empresarial.
En Colombia es común que las parejas emprendan y edifiquen organizaciones exitosas. Sin embargo, la experiencia muestra más de un caso de compañías que han estado en riesgo por un divorcio mal manejado. “Esta situación afecta la psiquis, el comportamiento y la toma de decisiones de las cabezas visibles de la empresa, lo cual puede desencadenar en la liquidación, escisión o incluso en pérdidas significativas que provoquen la reorganización de la sociedad”, señala Alejandra Rodríguez, especialista en Derecho Comercial en Adalid Corp.
DIFERENCIAR ESPACIOS
Aunque es un momento difícil, los expertos aconsejan que lo más importante en estos casos es mantener las relaciones personales fuera del ámbito laboral. “Se debería guardar el máximo sigilo y orientar todos los esfuerzos a los objetivos empresariales previamente definidos. En este sentido, es importante aislar el actuar empresarial de la incertidumbre que generan estos procesos (los divorcios), de los cazadores de oportunidades o de comentarios que puedan afectar la marca”, considera Marcel Hofstetter Gascón, director del Programa Finanzas y Comercio Internacional de la Universidad de La Salle.
Sin embargo, ya que el contacto entre los socios es fundamental para la compañía, “se deben generar espacios de discusión con el objetivo de llegar a acuerdos”, indica Gonzalo Gómez, director del Área de Empresa Familiar y Profesor del Área de Política de Empresa en Inalde Business School.
Además, aunque tomar decisiones puede ser tentador en medio de este proceso, los consejeros señalan que no es un buen momento para hacer cambios: es mejor esperar a que pase la tormenta, ya que los sentimientos pueden interferir y jugar en contra de las verdaderas necesidades de la empresa, incluso en los casos en los que el divorcio se hace de mutuo acuerdo.
También es común que, en caso de que ambos ocupen posiciones directivas, una de las dos personas sea removida de su cargo para asegurar la tranquilidad y continuidad en el trabajo.
ERRORES COMUNES
Diversos comportamientos, que en otro caso no pasarían de la disputa familiar, pueden acentuar el daño inflingido en la compañía.
Por ejemplo, aunque en una situación cotidiana es normal que se creen bandos alrededor de los cónyugues, es una situación que se debe evitar en el caso de que ambos tengan una sociedad empresarial.
Tampoco es recomendable que ambas personas compitan o midan el poder que tienen sobre la compañía y los empleados, ya que eso genera inestabilidad, desequilibrio y mella la confianza tanto de los empleados como de los inversionistas, un daño que puede llegar a ser irreparable.
ES MEJOR PREVENIR QUE CURAR
María Cristina Piñeros, socia consejera legal y directora del centro de gobierno corporativo de Deloitte Latco, recomienda que las empresas familiares se preparen de antemano para sortear este tipo de situaciones. Una decisión que, aunque es poco romántica, puede evitar los efectos negativos de una separación de manera más eficiente.
Así, Piñeros recomienda la creación de un protocolo de familia al momento de fundación de la empresa, que es un acuerdo de carácter jurídico que regula la compañía y su gestión en diferentes escenarios.
¿CUÁNDO ES MEJOR VENDER EL NEGOCIO?
Aunque se puede destruir el valor de la compañía, algunas situaciones ameritan medidas drásticas.
Aunque una de las primeras recomendaciones en un divorcio es no tomar determinaciones en medio de la ruptura, algunos casos ameritan tomar medidas drásticas.
Y es que, aunque la idea es que el proceso sea una transición que no impacte de manera trascendental a una compañía, existen casos en los que las diferencias ameritan dar un paso al costado y seguir adelante con nuevos proyectos.
“Lo más conveniente es conservar la empresa para no destruir valor; sin embargo, cuando hay desconfianza, lo mejor es que alguno o ambos vendan su participación en un proceso de valoración de la empresa con un externo de confianza”, apunta Gonzalo Gómez, director del Área de Empresa Familiar de Inalde Business School.
Otro de los escenarios donde se recomienda la venta de la compañía, bien sea entre los cónyugues en proceso de separación o a un tercero, es cuando la situación personal se ha vuelto tan insostenible que amenaza el futuro de la compañía.
También en el caso de que ambos dueños tengan visiones diferentes de lo que debería ser el negocio, caso en el cual “la ruptura en la relación conyugal puede verse como una oportunidad de desarrollo”, asevera Marcel Hofstetter, director del Programa Finanzas y Comercio Internacionalde la Universidad de La Salle.
Finalmente, Rodrigo Ferro, socio - gerente de Planeación en Azul Innovación, no recomienda que se divida la compañía por partes o unidades del negocio, ya que “sería una decisión salomónica en el sentido literal del concepto, puesto que estarían partiendo al bebé en dos. Incluso si existen unidades de negocio independientes, ya que de este modo se desaprovecharían las sinergias de la compañía”.
ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS
Busque asesoría de profesionales en la materia, pues ellos pueden ayudarlo a llegar a acuerdos más fácilmente.
* Separe el ámbito personal del laboral. Nunca discuta con su ex- cónyugue en la oficina.
* Mantenga a las personas de su entorno al margen de la situación, sin importar que haya una relación de por medio.
* Mantenga una relación cordial con su expareja.
* En caso de que decidan vender la compañía, lo más recomendable es contratar a un profesional neutro para que evalúe el valor de la misma y ambos puedan quedar satisfechos con el trato que hicieron.
Cristina Bustamante
Redacción Portafolio