En este ocasión, la pelea se libra por la extensión de las preferencias arancelarias (Atpdea), que expiran este 31 de diciembre, y la posible aprobación el año entrante del Tratado de Libre Comercio, TLC.
El miércoles de esta semana, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto que extendería las preferencias por 18 meses, al igual que otros beneficios a decenas de países del mundo bajo el Sistema General de Preferencias (SGP).
Al hacerlo, sin embargo, la mayoría demócrata incluyó en el paquete una extensión de la Asistencia para Ajustes en el Comercio (TAA), programa que beneficia a unos 140.000 trabajadores de E.U. que se ven afectados por las preferencias arancelarias que E.U. le otorga a estos países.
Ese proyecto debe ser ahora aprobado por el Senado antes que acabe esta semana. Si no sucede, los más de 1400 productos colombianos beneficiados comenzarán a pagar arancel de entrada este 1 de enero, lo cual sería un gran golpe para muchos sectores como la floricultura que ya se han visto afectados por el duro invierno que sacude al país.
Si bien los republicanos apoyan la renovación de Atpdea, están furiosos por la inclusión forzada del TAA y amenazan con bloquear todo el proyecto si estás no son retiradas.
Lo irónico de la situación es que los republicanos, en parte, quieren retener el TAA para forzar a los demócratas a que aprueben el año entrante el TLC con Colombia, que está pendiente de ratificación desde 2006.
En otras palabras, se trata de una estrategia de “toma y dame” en la que los republicanos –que serán mayoría en la Cámara desde enero-, entregan el TAA a cambio de apoyo demócrata para mover el TLC, y lo hacen porque si bien el presidente Barack Obama se ha comprometido a enviar al Congreso el tratado pendiente con Corea del Sur, no es claro que esté listo para jugársela por el de Colombia y la carta del TAA les serviría como presión.
Sobre el papel, la maniobra republicana parece razonable. Alegan que sería rentable retener las preferencias durante algunos meses si eso se traduce en un TLC para Colombia. Además, han prometido aprobarlas con carácter retroactivo, lo que implica que se devolvería a los exportadores el costo del arancel pagado.
Pero desde la perspectiva del gobierno colombiano este no es el mejor camino. Muchos exportadores, que ya están en déficit como consecuencia de los efectos del invierno, no cuentan con recursos para pagar un arancel que, en ciertos casos, alcanza el 30 por ciento. Y, además, porque sucede en el mejor momento del año para las exportaciones de flores con motivo del día de San Valentín en EE. UU., que se celebra en febrero.
Para Colombia, lo ideal es sacar a las preferencias de esa disputa partidista en la que el país puede perder por punta y punta. La embajada en Washington, de hecho, se ha pasado toda la semana tratando de explicar a los republicanos y demócratas lo devastador que sería frenar Atpdea en estos momentos.
Entre otras cosas, porque tampoco hay garantías sobre el hecho de que la estrategia republicana para mover el TLC el año entrante sea exitosa; es más, algunos opinan que los republicanos lo contemplan como una condición para dejar avanzar las preferencias para Colombia y otros 140 países del mundo y que Obama se comprometa a mover el TLC el año entrante.
En todo caso, el país ha vuelto a quedar atrapado en una puja política de grandes consecuencias pero frente a la que poco puede hacer.
Quizás desde allí el ultimo editorial del Wall Street Journal en el que se pregunta si ser amigo de E.E. U.U. termina siendo mortal. Henry Kissinger alguna vez dijo “es peligroso ser enemigo de E.U. pero ser amigo es fatal”. Eso debe ser lo que sienten los colombianos estos días.
Al aliado más fuerte de EE. UU. en la región se le ha negado la ratificación del TLC por más de tres años. Y ahora, cuando el país enfrente las peores inundaciones en 40 años, el Congreso amenaza con quitarle el Atpdea. "Colombia, un amigo confiable, necesita nuestra ayuda”, dice el Journal.