Puerto Bahía, el terminal multipropósito que construyó Pacific Infrastructure en llave con el Banco Mundial, en un terreno de 155 hectáreas en la isla Barú, en la bahía de Cartagena, empezará a operar a mediados de abril de este año.
En entrevista con Portafolio, Juan Ricardo Noero, presidente de la compañía, habló de los ajustes que se le hicieron al proyecto portuario dada la actual situación que atraviesa el petróleo.
El alto ejecutivo de Pacific Infrastructure se refirió también a los motivos detrás de la suspensión indefinida de la construcción del Oleoducto del Caribe (Olecar), que iba a conectar el Puerto de Coveñas con las instalaciones de Puerto Bahía.
¿Por qué suspendieron las obras del Olecar?
La construcción del oleoducto queda suspendida indefinidamente hasta que no haya un cambio en el mercado.
No vemos, a menos que haya una reacción importante en precio que lleve a un incremento de la producción nacional, la necesidad y tampoco están los volúmenes para construir un oleoducto desde Coveñas.
La lógica detrás de Olecar era que Coveñas está fuera de capacidad y la producción está creciendo a 100.000 barriles por año. Eso se quedó ahí y con estos bajos precios no vemos unos incentivos para que aumente la exploración. Se prevé que la producción se quede así o baje un poco.
Si eso ocurre, Coveñas va a tener capacidad para evacuar los crudos y, por consiguiente, se cae la demanda de buscar un puerto alternativo para exportar.
Ante ese escenario, ¿qué cambios se le hicieron a Puerto Bahía?
El mercado cambió, hoy en día la demanda por tanques y almacenamiento es muy alta. Tenemos muchas solicitudes de distintos operadores.
El mercado petrolero mundial requiere almacenamiento, porque hay una expectativa hacia el alza en la curva de precios y por eso hay una necesidad de tener reservas.
Bajo ese esquema tenemos que lo que era inicialmente un terminal exclusivamente para exportación se convirtió en un terminal, con los ajustes que le estamos haciendo, para atraer producto y almacenarlo en esta primera fase.
¿Eso los obligó a aumentar el número de tanques de almacenamiento?
Vamos a terminar la construcción de los ocho tanques que teníamos previstos inicialmente con capacidad de 300.000 barriles cada uno para un total de 2,4 millones de barriles. Eso es lo que tenemos en el momento y, por lo cual, hay una demanda muy grande. Hay tanques que no podemos poner en oferta porque ya están tomados por clientes. Hay otros que tenían vocación exportadora y ahora son para importación.
¿Qué infraestructura van a tener disponible en abril?
Con la ayuda de la alemana Oiltanking International, que es nuestro interventor y operador, vamos a tener un terminal de líquidos y de carga seca de talla mundial con los mejores estándares de seguridad ambiental, riesgo y eficiencia, beneficios que se le trasladarán a la industria.
A mediados de abril vamos a recibir la primera embarcación con cerca de 300.000 barriles de nafta.
Para esa fecha, también vamos a concluir la construcción del terminal de barcazas, el principal usuario de la carga por el río Magdalena desde Barrancabermeja. En primera fase recibiremos dos barcazas. La capacidad inicial será de 45.000 barriles de importación y 45.000 barriles de exportación, pero, si la demanda aumenta, podemos llegar a los 90.000 barriles.
¿Cómo los beneficia el dragado del canal de acceso de Bocachica?
El canal pasó de 15 a 21 metros de profundidad. En la medida en que se pueden traer buques más grandes, la capacidad de transporte se triplica. Eso redunda en menores fletes, de hasta 2 dólares de ahorro por barril.
Antes solo podían entrar buques de hasta 400.000 barriles y ahora podrán entrar de hasta 1,2 millones.
El muelle está diseñado para que una de sus posiciones pueda recibir embarcaciones de ese tamaño. Eso da mayor flexibilidad y conecta a Cartagena con el mundo.
Christian Pardo Quinn
chrpar@eltiempo.com