Uno de los rasgos más característicos del entorno económico actual es, sin duda, su carácter global. En efecto, en la actualidad es difícil concebir importantes cambios en un país o en un área económica que no tengan un efecto no sólo en dicho ámbito, sino en el conjunto de la economía mundial, en todos y cada uno de los países. Cada día en mayor medida, las principales calles comerciales de las grandes capitales tienden a parecerse más entre ellas, con las mismas tiendas, los mismos productos y, si lo miramos con detenimiento, casi las mismas personas.
En este contexto, no es de extrañar que algunos de los aspectos más característicos de las empresas que son consideradas mejores lugares para trabajar en los diferentes países sean similares o, incluso, idénticos. Por otro lado, la comparación entre las percepciones de los diferentes públicos en unos y otros países siguen reflejando diversos rasgos idiosincrásicos que no pueden ser ignorados.
Estas similitudes y diferencias pueden apreciarse en una comparación de algunos de los principales resultados de las últimas ediciones de Merco Personas en Colombia (4ª edición, correspondiente a 2013) y España (7ª, publicada en otoño de 2012). Se trata, en ambos casos, de monitores maduros en sus respectivos ámbitos geográficos, ampliamente reconocidos por los directivos encargados de la gestión del talento en algunas de las principales compañías que operan en uno y otro país.
Entre los parecidos, cabe destacar un primer hecho: las empresas con una importante reputación corporativa, medida en Merco Empresas, son mayoritariamente consideradas un buen lugar para trabajar. De hecho, tanto en España como en Colombia existe un nivel de coincidencia superior al 60% en el top ten de ambos monitores y, muy señaladamente, una igualdad en las dos primeras posiciones. De esta forma, en Colombia o en España, sólo una empresa de referencia como empleador puede alcanzar la cima de la reputación corporativa.
En ambos países, en los últimos años, destaca la similitud de los resultados finales con las percepciones de dos públicos en concreto: los trabajadores, cuyo peso es el mayor en la elaboración del monitor; y los directivos y expertos en Recursos Humanos. Este último hecho refleja la claridad de ideas por parte de quienes se encargan de la gestión de personas en las principales compañías, que identifican de forma certera las mejores prácticas y el trabajo decidido de otras compañías en este ámbito.
Otra importante similitud tiene lugar en las valoraciones que los trabajadores hacen de las empresas en las que están empleados. De este modo, resulta llamativo que, con ligeros cambios en el orden, como refleja la figura, tanto las seis variables mejor valoradas como las cuatro grandes oportunidades de mejora son las mismas en España y en Colombia. Si tenemos en cuenta los tamaños de las muestras (más de 13.000 empleados en Colombia; más de 8.500 en España), los datos son una prueba de que las demandas en la gestión de personas son las mismas en ambos países.
A medio camino entre las similitudes y las diferencias podemos situar los retos identificados por los directivos y expertos en RRHH en los dos países. Si bien las perspectivas coinciden en señalar algunos aspectos (las acciones de conciliación, el desarrollo profesional de los trabajadores, la ética colectiva de la empresa y, como muestra de esta, de los propios directivos o la capacidad para atraer talento), el orden e importancia de estos factores son distintos en ambos países. En ambos casos, la capacidad de autocrítica de los directivos es muy importante, otorgando a la situación actual en el conjunto del país puntuaciones relativamente bajas.
En el capítulo de las diferencias destaca muy especialmente la percepción de la importancia de los diferentes factores en una empresa. Así, mientras que los empleados en empresas que operan en Colombia dan una importancia prioritaria a los aspectos relacionados con los valores de la empresa (su ética, sus valores profesionales y el orgullo de pertenencia a la organización), los aspectos clave en España están más vinculados con la calidad laboral, concretamente con la posibilidad de desarrollar una carrera profesional, la motivación y el reconocimiento. Estas mismas diferencias se observan con menos nitidez en los estudiantes, y tienden a diluirse en el resto de públicos.
José María San Segundo, Consejero Delegado y Director Técnico de Merco