La panadería no fue la mejor elección de Norman Parra Suárez, cuando decidió convertirse en un emprendedor. Lo intentó en el Barrio Santa Librada ubicado en el extremo sur de Bogotá. El negocio no prosperó porque tenía limitaciones de recursos y la rentabilidad no era la mejor.
Parra no abandonó su capital más valioso que consistía en ser una persona humilde, pero rica en la intención de hacer empresa.
Hace 20 años, cerró la panadería y montó un negocio del cual no tenía ni idea: el de la distribución y venta de ropa interior femenina y masculina, para los estratos 1 y 2, que bautizó con el nombre de Corpotex. La meta inicial era venderles estos productos a sus vecinos de la Zona Quinta de Usme.
Al comienzo, Corpotex era un negocio informal montado en un pequeño local, que rápidamente dio lugar a dos puntos de venta más, en el mismo sector. Luego decidió producir las prendas que vendía, con el fin de integrar el negocio. Como resultado de este salto hacia la producción industrial nació la marca de ropa interior ‘Camila’, en honor a su primera hija. Posteriormente, para la línea masculina creó el nombre de ‘Propio’.
Desde el comienzo, Norman Parra tenía claro que sus clientes eran personas de bajos recursos. Por eso, hoy la prenda femenina más costosa tiene un precio de $35.000, y la masculina $18.000.
En la medida en que las ventas iban creciendo, Norman, sin saber coser una sola prenda, aumentaba los niveles de producción e innovaba con diseños atractivos, al tiempo que mejoraba la calidad.
Su condición de emprendedor de bajos recursos no fue un obstáculo para crecer. Acudió al crédito del Banco de Bogotá, entidad que lo respaldó financieramente desde sus inicios como empresario.
En el 2005, la empresa tenía 10 puntos de venta y hoy cuenta con 22. “Se trata de tiendas con contexto de moda, de ropa interior femenina y masculina que nada tienen que envidiarles a las grandes marcas ubicadas en los centros comerciales más prestigiosos del país”, afirma su gerente y propietario. La única diferencia es que su estrategia de mercado está dirigida a sectores populares.
En la actualidad, la planta donde se confeccionan los productos cuenta con 38 empleados y en los puntos de venta hay 120 personas que realizan el trabajo de comercialización al detal, tanto en Bogotá como en Soacha, Engativá, Usme y Chía.
La empresa capitalina ya tiene en el mercado 1.800 referencias de ropa interior.
El éxito del negocio es evidente. Corpotex no solamente está en Colombia, sino que es una pyme exportadora.
Desde hace cuatro años vende sus productos en Nueva York (Estados Unidos) y en Quito (Ecuador). “Esta tarea también ha sido respaldada por el Banco de Bogotá, entidad con la que además realizamos el pago de nómina, créditos a tasa de interés favorables para nosotros, leasing, préstamos hipotecarios para la adquisición de los locales y libre inversión.
El Banco les ha ayudado a confeccionar su pasado y consolidar el presente, y están seguros de que los acompañará en el diseño de su futuro.
MOMENTO COMPLEJO
Como en todos los negocios, Corpotex ha tenido que pasar por coyunturas difíciles, que ha logrado superar. “Este año, por ejemplo, estamos notando una reducción en las ventas, debido a la competencia de los grandes centros comerciales que han ido instalándose en los barrios populares, lo que hace que los clientes se dispersen”, señala el gerente y propietario de Corpotex.
“Afortunadamente, con el incremento del precio del dólar, las exportaciones nos han dado una mano y nos han compensado la desaceleración de la demanda interna”.
Pero la competencia no asusta a Corpotex. La empresa ya está trabajando en el lanzamiento de una marca más global.
Se trata de Freeman, una marca propia de ropa interior masculina, que tendrá tiendas exclusivas en diferentes regiones del país.
El primer punto de venta será inaugurado en marzo del 2016 y estará ubicado en el centro comercial Hayuelos, de Bogotá.
La idea es competir con un producto de bajo costo y altos estándares de calidad.