El derrame forzado de los 3.120 barrilles de petróleo entre las veredas Santa Rosa y La Cabaña no solo ocasionó un daño ambiental de dimensiones aún incalculadas. También dejó una herida profunda en las operaciones de la empresa petrolera Vetra, dueña del crudo derramado.
El presidente y fundador de la compañía, Humberto Calderón Berti, señaló que el año pasado tuvieron que invertir una suma cercana a los 8 millones de dólares atendiendo las consecuencias, de los ataques de las Farc a sus instalaciones.
“Hace una semana nos lanzaron 16 cilindros, quemaron dos carrotanques y destruyeron un descargadero y otras instalaciones y eso es permanente, estamos operando bajo una amenaza latente”, señaló el ejecutivo.
Por esta razón, la petrolera contempla la posibilidad de declarar fuerza mayor en sus contratos para suspender sus operaciones hasta que se normalice la situación de seguridad.
Esto implicaría, según la empresa, que cerca de 1.500 personas, que dependen directa o indirectamente del trabajo en Vetra, quedarían sin trabajo.
Es que, además de los atentados, la empresa tiene suspendidas sus operaciones porque algunos habitantes de la región han bloqueado las vías de acceso a los campos, y no están permitiendo que la firma haga las labores de contención del derrame.
Según Berti, están reclamando presencia institucional, mejoras en temas de servicios públicos, educación y salud.
Delegados del Ministerio del Interior sostuvieron una reunión con las comunidades el pasado viernes, esperando poder intermediar para despejar los bloqueos.
Vetra tiene una producción cercana a los 18.000 barriles diarios.