El coletazo de la guerra comercial que inició Estados Unidos ya se está sintiendo en Colombia, sobre todo con las importaciones del acero.
Eso expresó María Juliana Ospina, directora del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), quien dijo que los productos que otros países ya no le están vendiendo a EE. UU., están llegando a Colombia a precios muy bajos, lo que amenaza a la industria nacional.
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“La guerra comercial es una amenaza y ya lo estamos viendo. Las importaciones de los países con los que no tenemos TLC, en el primer semestre del 2018 versus el mismo periodo del año pasado, se han incrementando 62%. Allí, el principal jugador es Turquía y esa es la gran preocupación, pues están vendiendo por debajo de los precios nacionales”, agregó.
Según Ospina, en su mayoría, los productos estarían entrando al país a precios por debajo del mercado, lo que hace que para las siderúrgicas nacionales sea imposible competir. “Los precios del acero son muy volátiles y muy sensibles a lo que pase en el mundo. China, por ejemplo, ha tenido un exceso de capacidad, por lo que ha logrado inundar a terceros países con estos productos a precios muy inferiores”, dijo.
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De hecho, Olga Lucía Salamanca, directora de Política y Defensa Comercial de la firma consultora Araújo Ibarra, indicó que aunque es difícil medir el impacto a largo plazo, en caso de que las tensiones comerciales continúen, los volúmenes de importaciones de estos productos se multiplicarían en unos dos años. “Ya se ve una presión muy fuerte en el mercado colombiano. De hecho, con cifras de la CRU, que es una firma que hace monitoreo del mercado internacional, se prevé que a finales del 2020 podamos llegar a importar 137.000 toneladas de esos productos de países como Turquía, China, Ucrania, entre otros. Eso es un comercio bastante alto, si se tiene en cuenta que el año pasado se importaron, solo en barras de acero, unas 13.000 toneladas. Esto es realmente una amenaza muy grande”, reiteró la experta de Araújo Ibarra.
Incluso, Salamanca reveló que si en los próximos dos años llega al país ese volumen de toneladas importadas, “la utilización de la capacidad instalada de ese sector caería a niveles inferiores del 40%. Eso sería una industria prácticamente en la ruina”.
Por esto, Ospina reiteró que urgen medidas para atender al sector, teniendo en cuenta que su participación en el producto interno bruto (PIB) nacional es del 10,6%. “Nuestra producción, que se enfoca principalmente en las barras corrugadas, es muy importantes para el sector constructor del país. Además, somos el cuarto productor de acero de América Latina y el tercero de Suramérica”, detalló.
LAS MEDIDAS PARA SALVAR AL SECTOR
De acuerdo con la representante del Comité de Productores de Acero de la Andi, que está compuesto principalmente por las compañías Paz del Río, Gerdau Diaco, Sidenal, Sidoc y Ternium, ya están en conversaciones con el Gobierno Nacional para que se pueda proteger la industria nacional.
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“Nosotros estamos dialogando con el Ejecutivo para poder encontrar el mecanismo idóneo, y así poder contrarrestar y mitigar esos efectos de una guerra comercial en los que Colombia ha quedado inmersa. Además, hay que tener en cuenta que el país es un productor de acero importante en la región, pero en el mundo es muy pequeño, por lo que cualquier tonelada adicional que entre al mercado nacional puede generar distorsiones en los precios”, concluyó la directiva de la Andi.
ASÍ SERÁN LAS INVERSIONES
Pese a las preocupaciones que tiene el sector siderúrgico por cuenta de la guerra comercial de Estados Unidos con numerosos países, María Juliana Ospina, directora del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi, el sector tiene planeadas varias inversiones. Según la ejecutiva, esa industria hará inversiones por más de US$620 millones al 2020 en reconversión industrial. La directiva también resaltó que en la labor de esa industria en mitigar el impacto en el medio ambiente –teniendo en cuenta que son el segundo consumidor de energía del país– inyectaron US$100 millones en proyectos sostenibles entre el 2012 y el 2017.
