El 74% de los colombianos considera que el producto nacional es más honesto que el extranjero.
Esa es parte de las conclusiones de un estudio sobre productos honestos que fue contratado por la empresa PCP, Partes y Complementos Plásticos, con Brandstrat en ocho de las principales ciudades del país.
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Lo primero que hace el análisis es pedir a los entrevistados que participan en la consulta cómo definen ese concepto. Se deduce que cuatro criterios lo rigen.
El primero es la calidad y el segundo es información veraz entendida como que, efectivamente, el producto corresponda con lo que anuncia su publicidad y su empaque. En este aspecto también es clave que en su etiqueta haya información relevante como fecha de vencimiento y tabla nutricional, entre otros datos.
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La tercera condición para que un producto sea considerado honesto tiene que ver con que su precio sea justo, acorde con la calidad. Y la cuarta está relacionado con que esté certificado por una entidad seria.
Según el estudio, resulta curioso que no es una variable determinante para el concepto el hecho de que el fabricante ofrezca garantía por el producto.
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En línea con la percepción de que el 74% de los encuestados opina que los bienes que se hacen en el país son mejores que los importados, el 85% de los entrevistados calificó la calidad de los productos colombianos con puntajes altos, superiores a 7, en la escala de 1 a 10.
Al discriminar ese porcentaje, el 35% le puso 9 y 10 a la calidad de nuestros productos. Otro 50% la calificó con 7 y 8 puntos.
Para PCP, estos datos hablan muy bien de la industria nacional y sus estándares de fabricación.
En general, los productos colombianos son muy bien calificados en calidad cuando se comparan con los que vienen de otros mercados. El 44% calificó la calidad con 9 o 10 puntos. Y otro 44% con 7 u 8 puntos. En esa puntuación, los productos colombianos les ganan a todos. Los artículos que llegan de Estados Unidos fueron calificados con 9 o 10 puntos por el 29% de las personas, y los de Europa obtuvieron una calificación alta del 24%.
Para los consultados en esta encuesta, los productos de más baja calidad son los provenientes de China, Perú y México.
Particularmente, el estudio llama la atención en que en este punto de la calidad hay un aspecto muy particular. Y es que entre más alto es el estrato del entrevistado, la percepción de calidad de los productos colombianos baja. En estratos 1 al 3, Colombia gana con una ventaja significativa frente a los provenientes de Estados Unidos y Europa.
Por su parte, en el estrato 4 las diferencias se reducen un poco, aunque siguen a favor de Colombia. Para el caso de los encuestados que son del estrato 5 hay casi un triple empate en la percepción de calidad alta.
En cambio, el panorama cambia por completo entre los que están en el estrato 6, en vista de que Estados Unidos gana en calidad alta; luego está Europa; en tercer lugar México y en cuarto lugar los de Colombia .
Este estudio se realizó entre el 2 y el 13 de marzo de 2018 con encuestas a 999 personas entre los 18 y los 70 años de todos los estratos en las ciudades de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Pereira y Manizales.
“Al conocer los resultados que arroja este estudio vemos que el panorama no es tan negativo como pensábamos. Que los colombianos creemos en nuestros productos y valoramos su honestidad. Y en ese sentido es un aliciente más para seguir trabajando en la misma línea”, consideró Luis Arango, gerente General de PCP.
MOTIVACIÓN DEL ESTUDIO
El empresario Luis Arango, gerente General de la firma colombiana PCP, Partes y Complementos Plásticos, ha planteado el concepto de productos honestos como uno de los temas de la filosofía corporativa de la compañía, al lado del cuidado del agua.
Con este estudio, Arango quiera llamar la atención a los empresarios sobre la necesidad de un compromiso serio por la honestidad, en medio del ambiente de incertidumbre que despiertan casos de corrupción que se revelan tanto en el sector público como privado.
Plantea que se requiere que grandes y pequeñas firmas asuman la lucha contra esas malas prácticas. A su juicio, se aporta a la honestidad con la fabricación de productos que transfieran valor a los clientes e impregnen de confianza toda la cadena del mercado. La honestidad también tiene que ver con no prestarse a actos poco transparentes para ganar negocios.