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Querer no es poder

Corficolombiana considera que aún es muy elevada y real la probabilidad de que el aumento de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos inicie incluso en diciembre, y no en septiembre como ahora estima el grueso del mercado, por las cifras que muestra la economía de ese país.

Redacción Portafolio
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Redacción Portafolio

Durante la semana pasada las tasas de los Bonos del Tesoro de EE. UU. registraron una notable tendencia al alza, a pesar de que la mayoría de las cifras económicas de ese país siguieron siendo débiles, y de que el Banco de la Reserva Federal (el banco central estadounidense) rebajó su evaluación sobre la situación actual de la economía en su reunión de finales de abril. El mercado esperaba que en esa reunión se enviaran señales más concretas de que aún no hay afán para comenzar con la subida de tasas de interés, tal como se deducía de las declaraciones y comunicados de la reunión de marzo. Sin embargo, por el contrario, creemos que la Reserva Federal dejó abierta la posibilidad para un primer movimiento en la próxima reunión de junio, aunque dudamos que la información hasta ese momento vaya a ser suficiente para justificarlo.

Los datos económicos que se conocieron la semana pasada en EE. UU. siguieron decepcionando, como ha sido el caso a lo largo de este año. El más notable fue el crecimiento de tan sólo 0,2% que registró el PIB en el primer trimestre del 2015, frente a una expectativa de 1 %, el cual evidenció los efectos negativos de la apreciación del dólar, la debilidad de la economía mundial y el desplome de los precios del petróleo.

Ante este escenario, los mercados estaban muy atentos a lo que iba a decir la Reserva Federal luego de su reunión que terminó el miércoles de la semana pasada. En la reunión previa, el tono del comunicado y las nuevas proyecciones económicas de los miembros del Comité de la Política Monetaria fueron menos optimistas, lo cual dio pie para que los mercados asignaran una mayor probabilidad a que la subida de tasas de interés podría demorarse más de lo esperado. Para esta ocasión, el mercado esperaba señales que ratificaran ese cambio en las expectativas.

A primera vista, el comunicado de la semana pasada parecería evidenciar una evaluación menos optimista de la economía pues reconoce que se desaceleró en los últimos meses, lo cual contrastaba con la mención previa de que registraba tan sólo “cierta moderación”. La Reserva Federal dijo que el gasto de los hogares “se redujo”, cuando antes decía que se “expandía moderadamente”; que la inversión fija no residencial “se debilitó”, cuando antes decía que estaba “avanzando”; y que las exportaciones “cayeron”, cuando antes decía que su crecimiento se había “debilitado”.

En el frente laboral, la Reserva Federal mencionó que el ritmo de crecimiento del empleo “se moderó”, cuando antes lo calificaba de “fuerte”. También afirmó que los niveles de subutilización laboral “cambiaron poco”, cuando antes decía que “continuaban cayendo”.

Finalmente, a nivel inflacionario, la Reserva Federal resaltó que la inflación continúa por debajo de la meta, en parte debido a los precios de la energía y de los bienes importados.

No obstante, una lectura más detallada del comunicado revela que esta evaluación menos optimista se debe en gran parte a factores que la Reserva Federal considera transitorios y tan sólo describe lo ocurrido en los meses previos, sin alterar significativamente su perspectiva para los próximos trimestres. En efecto, la Reserva Federal continúa anticipando una “recuperación moderada”, sigue creyendo que los riesgos en sus pronósticos están “relativamente balanceados”, y aún prevé que “la inflación retornará gradualmente a su meta” de 2 % en el mediano plazo, en la medida que el mercado laboral continúe mejorando y que se disipen los efectos transitorios de caídas de precios de los combustibles y de bienes importados.

En nuestra opinión, la Reserva Federal siguió enviando el mensaje de que quiere comenzar con la normalización monetaria este año, y para ello dejó abierta la posibilidad de que esto ocurra, incluso, en la próxima reunión de junio. No obstante, dudamos que ese vaya a ser el caso.

Coincidimos en que parte de la debilidad de la economía en los primeros meses del año se debió al severo invierno que azotó al país y a la huelga en los puertos de la costa oeste, y por eso la Reserva Federal confía en un repunte importante de la actividad económica a partir del segundo trimestre. Sin embargo, creemos que la Reserva Federal necesita observar varias cifras que corroboren esa expectativa y dudamos que los datos que se publiquen hasta la reunión de junio constituyan suficiente evidencia para justificar un aumento de tasas de interés en esa reunión.

Es más, asumiendo que la economía efectivamente repunta notable y consistentemente a partir del segundo trimestre, la Reserva Federal solo completaría dos trimestres de datos sólidos hasta el cuarto trimestre, razón por la cual creemos que aún es muy elevada y real la probabilidad de que el aumento de tasas inicie incluso en diciembre, y no en septiembre como ahora estima el grueso del mercado.

Nosotros mantenemos inalterada nuestra expectativa de mucho tiempo atrás de que la normalización de tasas de interés comenzará en el último trimestre de este año.

Andrés Pardo Amézquita,
director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
 

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