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Andrés Cavelier
columnista

Cómo diseñar ciclorrutas sostenibles

Andrés Cavelier
POR:
Andrés Cavelier

Varios días a la semana voy al trabajo en bicicleta. Me encanta el trayecto, hago ejercicio y aporto un granito de arena a la conservación del medioambiente. Y gracias a un grupo de ciclistas amigos, el año pasado me enteré de la existencia de Strava, una ‘app’ que ahora utilizo sin falta para medir la ruta, velocidad y duración del viaje, entre muchas otras informaciones.

Lo que no imaginé cuando comencé a utilizar esa aplicación era que la información de mis desplazamientos y los de millones de personas en todo el mundo iba a convertirse en una pieza clave de la planificación urbana de nuestras ciudades.

Dada la popularidad de la aplicación, sus creadores en California se dieron cuenta del valor que tenían los datos agregados de los usuarios, y en el 2014 lanzaron Strava Metro, un servicio que ofrece paquetes de datos anonimizados a las ciudades interesadas en diseñar ciclorutas seguras, sostenibles y bien planificadas. Entre sus clientes se encuentran 70 ciudades y organizaciones como Seattle, Austin y Glasgow (Escocia).

En el caso de Colombia, el aumento del uso de Strava es asombroso. En Global Heatmap, un mapa de las rutas más usadas publicado por esa firma en internet, se observa cómo su uso se disparó en Bogotá, Medellín y Cali entre el 2014 y el 2015. Y lo más sorprendente, salta al ojo su popularidad en ciudades como Villavicencio y Yopal.

Este no es el único servicio de ‘bici-datos’. En 2009 San Francisco creó su propia ‘app’, CycleTracks, para hacerles el seguimiento a las rutas preferidas por los ciclistas de la ciudad. Urbes como Austin y Toronto hoy la utilizan para recolectar datos y tomar decisiones informadas sobre cuáles ciclorrutas crear o acondicionar, y en dónde. La recolección y publicación de información de ciclistas citadinos también se ha extendido a los servicios de bicicleta compartida (alquiler por horas), comenzando con Divvy, en Chicago.

Y otras capitales, como Sao Paulo, Buenos Aires y Ciudad de México, están utilizando unos paneles electrónicos que cuentan a diario y anualmente el número de ciclistas que pasan por una ruta particular. Eco-Counter, la empresa que los fabrica, publica en Internet un ranking por ciudad de los ciclistas que han pasado junto a sus contadores.
Bogotá no aparece en la lista.

Históricamente, los planificadores urbanos solo contaban con herramientas como encuestas, contadores manuales y evidencias anecdóticas para tomar decisiones. Eso cambió con internet, los sensores y el uso masivo de los teléfonos inteligentes y de aplicaciones con GPS.

Si queremos progresar, se acabó la era en la que los alcaldes trazaban ciclorrutas o creaban programas para ciclistas sin análisis de datos, y se impone la toma de decisiones de nuevos planes urbanos con base en análisis rigurosos de big data. La semana pasada, la Alcaldía de Peñalosa anunció la construcción de 120 kilómetros nuevos de ciclorrutas.
¿De dónde salió esta cifra? ¿Cómo planea Peñalosa decidir las rutas? ¿Está utilizando big data o datos abiertos para tomar la decisión? La Secretaría de Movilidad de Bogotá cita como fuente la Encuesta de Movilidad 2015, que se hace cada cuatro años. ¡Cada cuatro años! Si accedieran a datos de las ‘app’ populares entre los ciclistas podrían analizar datos más robustos, confiables y actualizados a diario.

Andrés Cavelier
Consultor en comunicaciones
acavelier@gmail.com

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