El municipio de Ciénaga, ubicado en las inmediaciones de Santa Marta, ha sido testigo de hechos históricos de trascendencia nacional. La llegada de la United Fruit Company al municipio cienaguero a finales del siglo XIX y la bonanza bananera de los años 20, generaron una vigorosa base de exportación, que sigue pujante hasta nuestros días. Este acontecimiento comercial se turbó entonces por la brutal represión de la huelga de trabajadores de esta multinacional, que terminó en la ‘masacre de las bananeras’, ocasionada en la siniestra noche del 5 de diciembre de 1928.
De la opulencia de aquella época perduran varias edificaciones, de notoria influencia europea, que son consideradas Patrimonio Histórico Nacional. Desde 1999, el municipio de Ciénaga ha estado condenado a la pobreza, fecha en la cual se constituyó el municipio de la Zona Bananera, con lo cual se le cercenó su principal fuente de ingresos. En respuesta a este desafío, Ciénaga ha vivido de la informalidad y las regalías del carbón; sus habitantes dependen penosamente de frágiles comercios ubicados a la vera del camino, de la Troncal del Caribe, como se percibe en la espléndida vía del litoral que conduce de Santa Marta a Cartagena, travesía donde la miseria ahoga, sin compasión, a sus coloridos naturales.
En los últimos 10 años, la municipalidad de Ciénaga ha recibido 280 mil millones de pesos en regalías provenientes de los puertos de carbón que operan en su zona de influencia. Estos recursos han sido insuficientes para arrebatar a sus pobladores de las garras de la pobreza, pese a los compromisos oficiales derivados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Este año, el municipio de Ciénaga se encuentra en la lista de beneficiarios con regalías autorizadas por el Departamento Nacional de Planeación, por valor de 19 mil millones de pesos para transporte y vías, pero sin apropiación alguna para satisfacer las apremiantes necesidades en vivienda, servicios públicos, salud y educación.
Perturba sobremanera el dramático contraste que persiste en la región: mientras dos poderosas multinacionales invierten en la bahía de Ciénaga mil millones de dólares en la implementación del cargue directo de carbón a partir del 2014, la contaminación ambiental y la pobreza son los signos vitales que distinguen a Ciénaga, paradójicamente asentada entre dos maravillas de la naturaleza, la Sierra Nevada de Santa Marta y el Parque Natural Isla de Salamanca.
Como diría el cuento del nobel García Márquez, es preciso salvar al ahogado más hermoso del mundo, solo: “miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles”.
Andrés Espinosa Fenwarth
CEO de Inverdies