Australia es un país desarrollado, con elevada calidad de vida, cuyas tropas han participado en varias guerras y ahora apoya diversas misiones de paz de la ONU, sin embargo, está siendo impactada por el realinderamiento geopolítico en el pacífico sur.
Dada la posición geográfica de este país, Trump lo ha invitado a hacer parte de la ‘línea de contención’ a la expansión china en esa región; y ello explica las reacciones de Beijing, pero resulta evidente que China y Australia tienen mucho por perder si se deterioran las relaciones.
Hay una fuerte retórica antiaustraliana por parte de las autoridades de Beijing, enmarcada en la batalla con Estados Unidos y sus aliados por el dominio de la región Asia-Pacífico, pues las autoridades chinas hablan de reaparición de la mentalidad de la Guerra Fría y de macartismo entre los políticos australianos. Se ha generado una tormenta diplomática, aumentada por la ruptura del tratado de extradición y por la política exterior promulgada por Australia en el sentido de que ‘seguirá sus propios intereses’.
Por su parte, Song Junying del Instituto Chino de Estudios Estratégicos calificó la participación de Australia en el grupo cuatripartito con Estados Unidos, India y Japón, como “el primer paso para afectar a China” ( The Week Australian, 22 y23 de diciembre del 2017).
Las autoridades chinas han expresado que no entienden las razones por las cuales Australia se niega a unirse a la estrategia de nueva Ruta de la Seda, tras apoyar la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura; pero Australia teme que esa estrategia busque expandir la influencia política de China en la región.
La presencia china en la economía australiana es creciente en redes de información, negocios en medios de comunicación, en recursos energéticos y activos marítimos; logrando así una notable influencia dentro de Australia.
Los chinos fueron objeto en el pasado de severas restricciones migratorias y de acceso a los negocios en Australia, y, por ello, en el Museo de la Inmigración, en Melbourne, hay una sala dedicada a la cultura china y al aporte de esa comunidad al desarrollo australiano.
En mayo de 2017, el primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, pidió perdón por ese pasado de discriminación diciendo: “Hoy es un día para recordar la importante y profunda contribución de la comunidad china para modernizar a Victoria y a todo el Estado. Y es también una oportunidad para hacer algo realmente importante: nunca es tarde para pedir perdón (…) a los descendientes de esas personas afectadas por una terrible política. Por ello, en nombre del parlamento y del estado de Victoria, expreso el profundo pesar. Y este día es también la ocasión de celebrar todo lo que la comunidad china nos ha dado y continúa dándonos”.