Pese a que los activos fijos son una evidente forma rentable de inversión, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo económicos (Ocde -Oecd, por sus siglas en inglés-) advierte que las empresas no están invirtiendo sus utilidades, lo cual afecta el crecimiento.
El último número del Economic Outlook Oecd, muestra que, a pesar de que la rentabilidad de los activos fijos oscila entre el 10 y el 14 por ciento en Estados Unidos, Alemania y Holanda, así como a los bajos tipos de interés, no hay un aumento significativo en la inversión, como era de esperarse. La Ocde sugiere que para mantener niveles de crecimiento similares a los que precedieron a la crisis, la inversión entre el 2018 y el 2019 debería situarse alrededor del 12 por ciento.
La Ocde, organismo al cual Colombia acaba de ingresar, explica que las corporaciones en países como Estados Unidos optan por fusionarse o comprar compañías competidoras en lugar de invertir en activos nuevos, lo cual cuestiona la efectividad de las políticas de incentivos fiscales como estímulo para la inversión y el empleo. El informe sugiere que se requiere mayor protagonismo de las políticas fiscales para reactivar la demanda frente a las recesiones mediante inversión pública, pues la política monetaria no funcionará bien en presencia de bajas tasas de retorno de las inversiones.
Es común pensar que la tecnología reduce la participación del ingreso de los trabajadores, pues la robótica y automatización implican una alta inversión. Sin embargo, la Ocde no comparte tal explicación y muestra que las tasas de rendimiento no han reaccionado a los bajos de tipos de interés y la participación del trabajo ha descendido. Tal conclusión coincide con estudios de la Universidad de Greenwich, los cuales muestran que la tendencia a la reducción en el ingreso de los trabajadores se explica más por el debilitamiento de los sindicatos y la negociación colectiva que por la incorporación de tecnología.
Por ello, recomienda aumentar la inversión en educación, cualificación e infraestructuras públicas, contrario al paradigma neoliberal que se concentra en la flexibilización laboral y el debilitamiento de la capacidad negociadora de los trabajadores, agravando las desigualdades. Es notable que las conclusiones de la Ocde coincidan con la afirmación de Thomas Piketty, en su libro El capital en el siglo XXI, de que la tasa de rentabilidad del capital es sistemáticamente mayor que el crecimiento del PIB.
Cierra la Ocde su documento, proponiendo impulsar la demanda agregada y el crecimiento por medio del aumento de salarios en lugar de inundar las empresas con recursos financieros que no canalizan hacia la inversión productiva. Así mismo, recomienda aumentar los salarios en vez de expandir la deuda pública y privada. Sugiere también fortalecer la capacidad negociadora entre los trabajadores y las organizaciones, pues esto generaría una demanda más sólida, y dinamizaría el crecimiento con una mayor capacidad productiva que puede contribuir a disminuir las desigualdades.