Cumpliendo el mandato del Congreso, el presidente Donald Trump promulgó su Estrategia de Seguridad Nacional. En el documento de 70 páginas menciona 33 veces a China como adversario estratégico, y, en cambio, se refiere siete veces a india –de modo favorable– como su aliado clave en la región indopacífica. Allí se sostiene, como línea central, la tesis de que “China y Rusia desafían el poder americano, su influencia e intereses, buscando erosionar la seguridad y prosperidad americana”, frente a lo cual China lanzó una poderosa defensa de su desarrollo pacífico.
Con respecto a China, el lenguaje sí es diferente al de los predecesores que creían poder mantener un entendimiento amigable con el gigante asiático. El documento acusa a China de robo de propiedad intelectual, de estar desarrollando armas que amenazan la infraestructura de Estados Unidos, de aplicar un modelo de desarrollo antiético, contrario a sus intereses en la región India-Pacífico, al tiempo que muestra como modelo político su sistema autoritario.
En este escenario de señalamientos a China, la Comisión Ejecutiva, liderada por el senador Marco Rubio, escuchó a expertos que declararon que hay una “penetración china en la sociedad estadounidense a través de organizaciones civiles y de negocios. Y, adicionalmente, señala que hay una presencia china en las universidades y colegios con más de 100 institutos Confucio y 600 centros de enseñanza del idioma chino. (‘Siroi Seema, The great Wall of China’, The Economic Times, Kolkata, 20 diciembre del 2017).
Al describir a India como un “nuevo poder global”, Trump ofrece profundizar la asociación estratégica con ella y apoyar su liderazgo para mantener la seguridad en la región Indo-Pacífica, incrementando la cooperación cuadrilateral con Japón, Australia e India. Frente a la nueva ruta de la seda, Trump asegura que “ayudará a los países del sur de Asia a mantener su soberanía mientras China aumente su influencia en la región”, al tiempo que califica las acciones de China en Sri Lanka y Maldivas como un esfuerzo de encerrar a India. A Pakistán, Trump le pidió “tomar acciones decisivas contra grupos terroristas en su territorio” y continuar demostrando responsabilidad en el manejo de sus armas nucleares” (The Times, diciembre 20 del 2017).
En una respuesta inmediata, el gobierno chino criticó la decisión de Trump de calificar a China como “rival estratégico” y llamó a Washington a “aceptar el ascenso de China”.
En clara contradicción con la posición oficial de China, Trump reafirma los vínculos con Taiwán y llamó a “potenciar nuestras alianzas” con los gobiernos del sudeste asiático, algunos de los cuales tienen conflictos con China por reclamos acerca de las acciones del gigante asiático en el mar del sur.
Sin embargo, un tema no mencionado por Trump es la ¡altísima deuda de Estados Unidos con China!
Beethoven Herrera Valencia
Profesor de las universidades Nacional y Externado
beethovenhv@yahoo.com