China es el primer consumidor mundial de energía, pero importa 40 por ciento del combustible, y como el paso obligado es el estrecho de Malaca, existiría el riesgo de eventuales bloqueos.
Para prevenirlo, promovió la creación en 1996 del Grupo de Shanghái, junto con Kazajistán, Kirguizistán, Rusia y Tayikistán, a los cuales se unió Uzbekistán eel n 2001.
Además, son observadores Afganistán, India, Irán, Mongolia y Pakistán, y son socios en diálogo Bielorrusia, Turquía y Sri Lanka; y hacia el futuro se considera la adhesión de Serbia, Corea del Norte y Azerbaiyán: en esas condiciones representaría el 50 por ciento de la población mundial (si se incluyen los observadores), el 60 por ciento de la superficie de Eurasia y aproximadamente el 16 por ciento del PIB global.
El objetivo inicial del Grupo era solucionar problemas de seguridad limítrofe, y se han acordado políticas contra movimientos separatistas, extremismo, terrorismo y narcotráfico. Además, se impulsará la construcción del oleoducto China-Kazajistán y se renovará el acuerdo de intercambio de divisas (swap) entre esos países.
En el plano militar, el Grupo de Shanghái realizó en el 2013 sus primeros ejercicios militares conjuntos y presionó el cierre de las bases estadounidenses de Karshi-Khanabad en Uzbekistán en el 2005, y en el 2014 cerró la de Manas (Kirguizistán).
Un nuevo acuerdo gasífero contempla la venta por parte de Rusia de 30.000 millones de metros cúbicos de gas adicionales a China durante 30 años desde depósitos en Siberia Occidental, entregados a través del oleoducto Altai. El convenio se suma al acuerdo alcanzado en mayo para que la estatal rusa Gazprom provea 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año a al gigante asiático.
Por otra parte, China y Kazajistán, amigos tradicionales, firmaron acuerdos por 14.000 millones de dólares y acordaron profundizar la cooperación energética y promover la construcción del gasoducto China-Kazajistán, cooperar en la industria nuclear, fotovoltaica y química, además de promover la interconectividad y la cooperación logística de transporte y comunicaciones. China ha propuesto también la construcción del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y de la Seda Marítima del siglo XXI.
Junto con el recién creado Asian Infrastructure Investment Bank, (paralelo al Banco Mundial) y al New Development Bank (Banco de los Brics, paralelo al FMI), el Grupo de Shanghái da inicio a una nueva institucionalidad mundial en el orden político, económico y militar, alternativo al sistema Bretton Woods.
No cabe duda que, además de asegurarle a China la provisión de energía hacia el futuro, el Grupo promueve la estabilidad y cooperación económica entre Europa y Asia, y se constituye en un factor de balance a la presencia de otras potencias en el Pacífico.