Durante el debate sobre el referendo que decidirá la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, las frases más pronunciadas fueron: “las instituciones británicas son milenarias y han demostrado su eficacia”, “no es posible aceptar que desde Bruselas se nos impongan mandatos que riñen con la soberanía inglesa” y “Europa ha gestado su crisis económica y migratoria y no puede pretender que nosotros paguemos sus consecuencias”.
Inglaterra mantuvo la libra esterlina con el argumento de que, tras haber servido de moneda patrón del sistema monetario mundial en la época del patrón oro, no tenía sentido eliminarla para apostar al euro, de incierto futuro. La crisis reciente de la moneda común ha llenado de razones a los soberanistas monetarios, porque, adicionalmente, la eventual eliminación de la libra habría afectado el papel de la City londinense en el movimiento financiero mundial.
Ante empresarios alemanes, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, pidió protección especial para los países que quieran mantenerse fuera del euro, indicando que Londres no quiere ser parte de una Europa más integrada. Ello incluiría el “reconocimiento de que la UE tiene más de una divisa, y de que no se debería discriminar a ninguna empresa con base a la moneda del país donde reside” (Portafolio, nov 4/15).
En desarrollo de esa idea, Londres exige que no se les obligue a aportar recursos en los rescates, como ha ocurrido en el caso de Grecia, y que se deje a voluntad la participación en mecanismos de integración más desarrollados como la Unión Bancaria. Después de la demostración judicial de manipulaciones de la tasa Libor por parte de los mayores bancos de la City, en connivencia con el ente regulador –por lo cual ha habido condenas y multas cuantiosas–, resulta exótico que Londres pretenda mantener la insularidad en su manejo bancario, en un contexto de globalización financiera, contagios de crisis y secuelas de las malos manejos de unos países hacia otros.
Antes del referendo del 2017, la Unión Europea deberá detallar a Londres las condiciones de su permanencia, pero Osborne fue enfático al exigir que quede asegurada la protección de su sector financiero y que sus contribuyentes no sean gravados para hacer transferencias a Europa.
Una declaración de ese tenor, proveniente de autoridades de un país desarrollado, que se hizo rico mediante el saqueo colonial y la piratería, riñe con la filosofía de solidaridad que inspiró el origen de la Unión Europea, y que se ha expresado en los fondos de solidaridad que los países ricos de la zona transfieren a las regiones menos desarrolladas para mantener la cohesión social y el balance regional, inspiradas en la filosofía de crear una ‘casa social europea’. ¡Lenguaje totalmente ausente en las declaraciones británicas!
Beethoven Herrera Valencia
Profesor de las universidades Nacional y Externado
beethovenhv@yahoo.com
Reino Unido: ¿continuará en la UE?
POR:
Beethoven Herrera Valencia
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
día a día
Lunes
martes
Miércoles
jueves
viernes
Camilo Sánchez
Inconveniente humo constituyente
Nuestra responsabilidad histórica está en evitar que cantos de sirena sigan dividiendo al país.
María Sol Navia V.
¿Ha logrado la mujer superar barreras?
Otros Columnistas
Importancia del agua en agenda empresarial
Gonzalo Gallo González
Shoganai - Gamán
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Camilo Herrera Mora
Fundador de Raddar
Críticos
Victor Muñoz
Emprendedor, investigador, analista
Rumbo al Armagedón en el 2026
Rodrigo Villamizar
Director Electra CDP
Colisión de tarifas e importación de gas: una bola de nieve social
La gente demanda es que bajen los precios de la electricidad que consumen.
Ricardo Santamaría
Analista
Hay María Corina para rato
La historia de estas elecciones en Venezuela es que quizás nunca lleguen a realizarse.
Cristina Vélez
Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit