Este año será recordado por el comercio, las industrias y los proveedores de servicios como uno de periodos donde más aprendimos del comprador y consumidor colombiano. En un solo año presenciamos cosas sorprendentes que deben quedar como grandes enseñanzas para la toma de decisiones en nuestro mercado.
En el 2014, tendremos una las inflaciones más altas de los últimos años, que se debe al aumento de los precios de los alimentos (particularmente la papa) y la energía (servicio que subió mucho más de lo esperado, debido a las expectativas por el fenómeno de El Niño). Esto desembocó en que los salarios tuvieran un crecimiento real menor del 1 por ciento, anticipando la desaceleración en las compras de los hogares en el segundo semestre, pasando de crecimientos anuales de 4,8 a 5,4, 5,3 y 4,5 por ciento en los últimos trimestres, respectivamente. Parte de este fenómeno ocurre no solo por el menor aumento de la capacidad de compra del salario real, sino por el menor número de creación de empleos, que a octubre del 2014 era de 447 mil y el año pasado iba en 673 mil. Esto causó una menor demanda de la esperada.
La llegada a este punto de inflexión se profundizó con el comportamiento de las compras de los hogares en junio del 2014, que es un periodo de mercado que nos enseñó que una gran presentación de la Selección Colombia tiene profundas implicaciones en la economía colombiana, logrando el crecimiento más bajo del comercio minorista para junio, en los últimos cinco años, según el Dane.
Estos fenómenos causaron que el consumo de hogares de las cuentas nacionales (que tiene diferencias con las compras que hacemos) llegara a su punto más bajo de participación en el PIB, por lo menos desde el 2000, alcanzando a ser el 65 por ciento del producto, y representando solo el 64 por ciento del crecimiento real, el aporte más bajo en los últimos cinco años.
Curiosamente, este año la industria de vehículos ha visto recuperar sus ventas a niveles casi cercanos a los del 2011 y quizá logre el mayor dato de ventas de su historia, mientras que las marcas de lujo se posicionan en Colombia, dejando ver el cambio que el mercado interno ha tenido.
Esta ambivalencia se explica porque el ingreso en dólares de los colombianos se ha triplicado en 15 años y las siembras de cartera de crédito de consumo de años pasados están llegando a su fin. Lo que demuestra que las inversiones del comercio y las de los hogares están en función de flujo de aumento de capacidad de compra y del análisis del futuro, no del corto plazo.
Así, el 2014 es un año en el que todos esperaban una mejor dinámica y un momento único por el Mundial, y solo fue un buen año en las compras y el consumo en Colombia, pero nos enseñó que no debemos hacer proyecciones ni análisis del mercado a la ligera. El mercado interno ha madurado mucho, pero aún le falta profundizar en la modernización de canales, la formalización, la educación financiera y la del consumidor que aún no conoce sus derechos. Algunos analistas dicen que este fue el gran año del consumo, pero desafortunadamente esas afirmaciones no son sostenibles.
Camilo Herrera Mora
Presidente Raddar
camiloherrera@raddar.net