El pasado 15 de enero, la Casa Blanca notificó al Congreso de EE. UU. su decisión de iniciar, en el contexto de la OMC, las negociaciones para lograr un nuevo acuerdo comercial sobre servicios. En los próximos 90 días empezarán las sesiones de negociación entre Australia, Canadá, Chile, Taipéi, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Unión Europea, Hong Kong, China, Islandia, Israel, Japón, Corea, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Perú, Suiza y Turquía.
Estos países representan dos terceras partes del comercio mundial de servicios, entre los que se destaca EE. UU. como responsable del 14 por ciento de las exportaciones de ese sector. Según las noticias más recientes, la nación podría llegar a duplicar sus exportaciones de servicios, que hoy llegan a más de 600 mil millones de dólares. Los servicios para negocios como las telecomunicaciones, la logística y los relacionados con los computadores representan el 25% del empleo en ese país. Como es sabido, ya existe el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, del cual hacen parte todos los miembros de la OMC, es decir, 157 países. Este convenio se negoció en el contexto de la Ronda Uruguay, y entró en vigor en 1995.
Sin embargo, la negociación busca crear normas nuevas y mejoradas, basadas en criterios de calidad y no de origen nacional. Desafortunadamente, hoy las exportaciones de servicios están sujetas a barreras no arancelarias como la prohibición de la participación extranjera, los requisitos regulatorios discriminatorios, la falta de transparencia y condiciones de nacionalidad para proveedores extranjeros. Un acicate para el avance de esta iniciativa ha sido la negativa de países como China, India y Brasil a ofrecer nuevas alternativas para liberar este mercado.
El acuerdo tiene previsto beneficiar a las industrias relacionadas con la infraestructura, como la información y las comunicaciones, los servicios financieros, la distribución y logística, servicios energéticos y del medio ambiente, jurídicos y de contabilidad. Se busca que la competencia internacional en el sector se base en criterios de calidad. La diferencia más sobresaliente frente a lo que existe es que los países que no participan no se beneficiarán del principio de la ‘Nación Más Favorecida’.
Para Colombia, el lanzamiento de las negociaciones representa un gran desafío y una oportunidad. Primero, porque coincide con los taros para la implementación de la Alianza del Pacífico, cuyo acuerdo marco se firmó entre Colombia, Chile, México y Perú, en junio pasado, y es un importante complemento de la Transpacific Partnership (TPP, por su sigla en inglés) lanzada recientemente por EE. UU.
Según información del Banco de la República, Colombia exportó en el 2011 servicios por un valor de apenas 4.856 millones de dólares, una muy pobre participación en el monto total de exportaciones, de 62.595 millones. Todavía no disponemos de las cifras correspondientes al año que acaba de terminar. La segunda razón es la perspectiva de firmar el Acuerdo Internacional de Servicios, como se llama hoy, que significa una señal de vida de esa organización. ¡Felicitaciones al señor Ministro y al Embajador ante la OMC!