Hemos tenido unas elecciones complejas, en las cuales fue reducida la confrontación de ideas y políticas y excesiva la pugnacidad. Afortunadamente, los resultados han sido claros y permiten al presidente Santos seguir con el mismo empeño, que ha tenido, en la búsqueda de la paz.
Es claro para la gran mayoría de colombianos que la firma de un acuerdo en La Habana con las Farc, y ojalá con el Eln, constituirán solamente la culminación de una etapa en el logro de la paz.
Todos los colombianos debemos trabajar con entusiasmo en el posconflicto, donde se desarrollarán los acuerdos logrados, que seguramente contribuirán a disminuir las grandes brechas socioeconómicas que existen.
Los aspectos a cubrir son múltiples y diversos grupos están ya trabajando en su desenvolvimiento. Uno de los temas, que debe ser abordado, es el de la terminación del aislamiento de diversa índole que sufren nuestras regiones y que afecta enormemente su desarrollo.
Un ejemplo lo ofreció James Robinson, profesor de Harvard, quien ha estudiado el caso colombiano por años, en una entrevista que concedió recientemente a María Jimena Duzán. Dijo el profesor Robinson que no entendía como una ciudad como Quibdó no tenía una carretera que la conectara adecuadamente con el centro del país. Lo mismo podría decirse de muchas ciudades colombianas, localizadas en departamentos de la periferia. Muchas personas han señalado las grandes deficiencias de nuestra infraestructura de transporte y desafortunadamente, las respuestas han sido solamente parciales.
La infraestructura se requiere para conectar adecuadamente las regiones, promover su desarrollo y permitir que su producción llegue a costos razonables, no solamente a las ciudades colombianas de mayor desarrollo, sino al exterior. Es una condición necesaria, ciertamente no suficiente, para el logro de la paz. Se consiguió finalmente, en un gran esfuerzo para corregir los defectos del pasado, impulsar el programa de concesiones de la cuarta generación; estos esfuerzos son bienvenidos. Todavía persisten algunos problemas relacionados con la liberalización de predios y con las licencias ambientales.
El problema radica en la falta de un plan integral de infraestructura de transporte, que cubra los diferentes modos: carreteras primarias, secundarias y terciarias; vías férreas; vías fluviales; infraestructura aérea; e interconexión logística. Ese plan permitiría establecer prioridades y los correspondientes programas de ejecución y financieros. Además, serviría para formular una política de Estado y eliminar las políticas de gobierno, que cubren solamente cuatrienios y no tienen continuidad.
La reconstrucción de sociedad, fundamental en el posconflicto, se hace tejiendo y fortaleciendo redes. Un importante avance en esta dirección sería la incorporación de las regiones más apartadas a la economía del país. Se contribuiría a ofrecer a sus habitantes oportunidades de vida diferentes a las derivadas de los cultivos ilícitos, únicos que no requieren una adecuada infraestructura de transporte.
Carlos Angulo Galvis
Exrector Universidad de los Andes