El programa Ser Pilo Paga (SPP) es bienvenido y llega en un momento muy oportuno, cuando se está promoviendo la educación de calidad y controlando la de mala calidad. Las metas son ambiciosas y las informaciones indican que se están cumpliendo.
Con estas premisas, considero importante hacer unas observaciones para lograr que el SPP aproveche experiencias de Colombia y otros países y sea lo más exitoso posible. Las condiciones básicas son: una selección rigurosa de estudiantes, una elección de buenas instituciones educativas, recursos que cubran no solo los costos de la matrícula, sino los de manutención y otros, y consejería personal y académica muy efectiva.
La selección de estudiantes se ha hecho con parámetros estrictamente meritocráticos, basados en condiciones socioeconómicas y académicas. Indudablemente, es el camino adecuado.
Los estudiantes ingresarán a instituciones educativas acreditadas, lo cual es también fundamental. Como existe heterogeneidad en los programas que ofrecen algunas instituciones, sería conveniente que los estudiantes ingresaran a centros no solo con acreditación institucional, sino también del programa específico seleccionado por el estudiante.
Los recursos que se entregan a los estudiantes como complemento de los costos de las matrículas deben ser suficientes para que puedan tener alojamiento y alimentación que los habilite para adelantar sus estudios. Este factor es particularmente crítico en el caso de los estudiantes que deben desplazarse de su ciudad de origen. He oído comentarios de algunos, que manifiestan las dificultades que tienen o que han tenido por carecer de una alimentación adecuada. Otros costos que deberían ser cubiertos serían los de transporte, libros y materiales.
La tasa de deserción en educación superior es hoy del orden del 50 por ciento. Solo se gradúa uno de cada dos estudiantes que ingresa, es decir, una preocupante tasa de éxito del 50 por ciento. Una causa importante de la deserción es la dificultad de adaptación en el paso de la educación secundaria a la superior. Si, además, se presentan dificultades económicas, la situación puede ser aún más crítica. De ahí, la importancia de la consejería.
La consejería, no solo académica, sino personal, es fundamental para facilitar este proceso. Las instituciones deben prepararse adecuadamente para esta importante tarea, particularmente teniendo en cuenta que en algunos casos el número de estudiantes del SPP que ingresa a primer semestre es alto. En este proceso es esencial que se involucre, no solo a los consejeros de las decanaturas de estudiantes, sino al mayor número posible de profesores y estudiantes. Además, se deben fomentar actividades extracurriculares que contribuyan a la integración de los jóvenes del SPP para que se consideren parte integral del entorno.
Es necesario efectuar un seguimiento detallado del progreso de los estudiantes del SPP, que incluya la elaboración de informes semestrales de las instituciones involucradas para tomar, si fuere del caso, medidas correctivas
No hay duda de que los estudiantes del SPP tienen méritos extraordinarios, pues han logrado progresar muy exitosamente en la escalera de la educación, en circunstancias adversas. Ellos deben estar conscientes de sus logros y sus colegas deben entenderlos, valorarlos y contribuir a sus éxitos en la educación.
Deseamos el éxito del programa, que apunta hacia la educación de calidad para todos. Debemos colaborar para que el mayor número posible de los que ingresan culminen exitosamente sus estudios y no vean frustradas sus esperanzas.
Carlos Angulo Galvis
Exrector de la Universidad de los Andes