El Bronx (Bogotá, Colombia) ya tiene un lugar en la historia universal de la infamia. Miseria humana, vulnerabilidad de seres abandonados y capacidad criminal de organizaciones que se nutren del delito y la corrupción, son una verdadera vergüenza nacional e institucional. Esto último resulta pavoroso, porque como se ha repetido hasta la saciedad, el reducto del horror tiene como vecindario a la Jefatura de Reclutamiento del Ejército, el Comando de la Policía Metropolitana, el Batallón de Infantería No. 37 Guardia Presidencial y las sedes de la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Vicepresidencia y la Presidencia de la República de Colombia.
¿Dónde están los responsables de esta situación? Un repaso de sucesos permite entender que todo anuncio de un funcionario es un compromiso con la verdad y con la acción, y no un pretexto para figurar en los medios. Y que hay políticas públicas de Estado y de ciudad que van más allá de la vitrina transitoria de los gobernantes.
El lunes 17 de septiembre del 2012, el alcalde Petro dio apertura al Centro de Atención Móvil a Drogodependientes (Camad). La información reseñó: “… les apuesta a los centros porque cree que solo cuando se logre atender integralmente a esta población ‘habrá paz en este país’”. El objetivo era convertir al Bronx “en un barrio digno para vivir, que cuente con baños públicos, jardines infantiles, restaurantes, talleres y alojamientos para los habitantes de la zona”.
Febrero, 2013: “en el segundo día de intervención…, el subsecretario de Convivencia y Seguridad, Edgar Ardila, manifestó que el objetivo de recuperar este espacio se logró el día de ayer (martes 19) y que la presencia de la institucionalidad distrital en la zona será permanente”. Iba a crearse la ‘Ciudadela Humanidad’, que había estado en el papel desde hacía dos años (costaba $37 mil millones “y $20 mil fueron financiados a través de alcaldías locales, según cifras entregadas por Jorge Rojas, secretario de Integración Social”).
El lunes primero de abril del 2013 se cumple lo que el alcalde Petro había trinado: “… en el Bronx, Presidente y alcalde juntos… en política de seguridad ciudadana y humana eficaz, instituciones deben estar unidas”. El encuentro queda marcado por la foto de una impertinencia de Santos aspirando el olor de una paca de marihuana, ante la mirada impávida del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón. Pero el primer mandatario hace un anuncio crucial, en la que llama una fábrica del crimen. “Les he dado instrucciones al Ministro de Defensa y al señor director de la Policía (José Roberto León Riaño) para que en un término de 60 días me acaben con esas ‘ollas’”(24 en 20 ciudades del país).
Dos años y cuatro meses después, el jueves 30 de julio del 2015, la revista Semana informa que “el ‘Bronx’ es tierra de nadie y allí la propia Policía no puede entrar”. Y cita una declaración de Petro ese mismo día: “… las niñas de los negocios del norte que consumen drogas y no pagan sus deudas… son llevadas a entregar servicios sexuales en el ‘Bronx’, forzadamente por las mafias. Eso se llama esclavitud”.
Y ahora esto, a finales de mayo del 2016. ¿Qué pasó? ¿Dónde están los responsables?
Carlos Gustavo Álvarez G.
Periodista
cgalvarezg@gmail.com
¿Dónde están los responsables?
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