La capital del Valle del Cauca viene desandando los malos pasos que en un pretérito de olvidar mancillaron su imagen de ciudad ejemplar y la sumieron en una fama de cartel. Hoy está preciosa y pujante, forjando, entre muchos otros hitos, 21 megaobras, como el túnel urbano más grande del país, cubierto por un bulevar de ensueño cívico.
No hay semana en la que no se realice allá congreso, seminario, evento de magnitud, a los que acude una romería de visitantes recuperados por el encanto de siempre que no mataron los malos. La celebración exitosa de los IX Juegos Mundiales dejó a Cali encumbrada otra vez como polo turístico y de organización colosal, imagen que había quedado como postal, recuerdo del suceso feliz que fueron los Juegos Panamericanos de 1971.
La próxima semana se despliega Cali Exposhow 2013 en el categórico Centro de Eventos Valle del Pacífico, y el 4 de noviembre comienza a mover su primer cuerpo la Bienal de Danza de Cali. Luego cabalga la feria de todos los años, y en el 2014 hay eventos para dar y convidar. Entre ellos, el Folac, máximo encuentro leonístico latinoamericano y del Caribe, y el Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista.
Oiga. Mire. Vea.
Tiene mucho que ver en eso que Rodrigo Guerrero sea nuevamente su mandatario. Es uno de los tres alcaldes más populares del país, con un índice de aprobación y respaldo a su gestión que salta muy cerca del 80 por ciento. Para apoyarlos a él y al municipio de Santiago de Cali, los habitantes no solo bailan salsa. Se metieron la mano al dril, y en un periodo de alivios tributarios, conocido como ‘papayazo’, 25.565 de ellos entregaron a la administración un recaudo inédito de 86.586 millones de pesos.
En ese contexto de regreso a este lado del Edén, que tiene por supuesto y sin escamoteos una cara de dificultades sociales y tensiones, Cali ha recibido un regalo suntuoso de pura fe en la ciudad y de gratitud con los habitantes del Valle. El empresario Noel Rodríguez Cubides ha recuperado y restaurado la mansión que fuera del famoso Jota Gómez, habilitándola como el restaurante ‘Casa del Río’.
Al pie del Cerro de las Tres Cruces, y convertida, en su mes de vida, en un referente obligatorio del mediodía y la noche caleños, el restaurante acoge una creciente ola de comensales nacionales y extranjeros. Llegan allá en estado de asombro, y quedan con la boca abierta por la majestuosidad y el buen gusto de esta estructura esquinera del Barrio Centenario, salvada de la calamidad y resucitada con tres ambientes de gastronomía exquisita. Casa del Río consolida con creces una oferta de comida ya tradicional de la Sultana. En las 21 hectáreas del barrio Centenario, y de sus pares en Granada y El Peñón, para no hablar de otros lugares de la parte urbana y la rural, palpitan cafés y restaurantes de gloria. Por eso y tantas cosas más, vuelos llenos y hoteles reservados.
Nunca fue más cierto, Cali: todos los caminos conducen a ti…
Carlos Gustavo Álvarez G.
Periodista
cgalvarezg@me.com