La globalización es un hecho. Frente a esta verdad, la posición teórica que se tenga con respecto a sus consecuencias es interesante para el debate público, pero en nada altera la realidad. En este punto estamos, gracias al desarrollo de las comunicaciones y las tecnologías de la información.
En el contexto del mundo de hoy, el bilingüismo no es un asunto ideológico, no solamente cultural, como tampoco está vinculado con exclusividad a las realidades geográficas e históricas. Tiene que ver con la construcción de las ventajas competitivas de las naciones, el desarrollo y el crecimiento de las economías.
Influye en las posibilidades de empleo de la gente, nivel de ingresos, acceso a los centros educativos, opciones de trabajar en compañías cuyo mercado es el mundo, y, naturalmente, con la investigación y el desarrollo.
De todos es conocido el éxito económico, comercial y social de los países nórdicos, que se debe, entre otras muchas razones, a que sus ciudadanos son bilingües. Sin la pretensión de hacer comparaciones inadecuadas, no puede dejar de decirse que Colombia se encuentra en un nivel de rezago considerable. Siempre ocupa lugares bajos en los estudios internaciones que se hacen.
A manera de ejemplo, un análisis realizado por Eucation First (EF) en 70 países, arrojó que el nuestro está en el lugar 57. Además, las habilidades en el uso de otro idioma varían significativamente en las distintas zonas de Colombia, dando así lugar a otra fuente de desequilibrio regional.
Se han hecho esfuerzos mediante la expedición de leyes y la puesta en marcha de programas concretos. Sin embargo, la situación no mejora, lo cual significa que deben hacerse empeños adicionales. Quizás un área del Gobierno, a la que hay que darle particular importancia para avanzar en el logro del objetivo de que Colombia sea bilingüe, es la de las relaciones internacionales, sin dejar de hacer, claro está, todo lo que corresponde internamente.
Dentro del marco de la ‘diplomacia para el crecimiento’, que es la que debe reemplazar la visión actual, la acción en las relaciones bilaterales tiene que concentrarse en aquellas áreas en las que las naciones con las que nos relacionamos muestren fortalezas útiles para conseguir que nuestra economía crezca rápidamente.
En cuanto a lo que tiene que ver con el bilingüismo, es urgente fortalecer los lazos de cooperación con los países de habla inglesa, para mencionar solo este idioma, a fin de que dicha colaboración se materialice en el envío de profesores nativos que ayuden a mejorar la capacitación de los nuestros y contribuyan al desarrollo de las habilidades de los estudiantes nacionales.
Esta sería una ayuda invaluable para elevar los niveles de conocimiento de otro idioma de nuestros maestros, al igual que el de quienes están todavía en las aulas.
Pero una acción de esta índole no puede ser pequeña ni transitoria. Hay que inscribirla entre las prioridades de nuestra política exterior, en ejecución de la ‘diplomacia para el crecimiento’. Los índices de desarrollo humano mejorarán solamente si nuestro país crece aceleradamente. Y el bilingüismo es fundamental en el mundo del siglo XXI para lograr que sea así.
Carlos Holmes Trujillo
Excandidato a la vicepresidencia
carlosholmes51@icloud.com
Colombia tiene que ser bilingüe
Las relaciones internacionales son un área a la que el Gobierno debe darle particular importancia para avanzar en esta materia pendiente.
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