Nos estamos desgarrando las vestiduras porque el ritmo de crecimiento de la economía se está desacelerando este año, y sería solo de 3,5%, o un poco menor. Las proyecciones de crecimiento han cambiado a la baja. La previsión de la Ocde es de 3,3%, y el FMI también la bajó a 3%, ritmos bastante menores que el 4,6% del 2014. Obviamente, no podíamos esperar pasar sin rasguños el desplome de los precios de los productos básicos, en especial el petróleo.
A pesar de esto, según los expertos de la Ocde, nuestro ritmo de crecimiento seguirá siendo de los mejores en América Latina. Solo Perú estará por encima, con 3,6% y tal vez Costa Rica, con 3,5%. Afortunadamente, vamos a poder compensar el impacto de la destorcida petrolera con más gasto público en infraestructura, vivienda, aulas y con el impacto de la devaluación sobre ciertos sectores exportadores. Además, el Gobierno ha reaccionado, implementando el Pipe 2.0, que es una priorización del gasto público para maximizar su impacto sobre el crecimiento. Este esfuerzo debe impulsar el crecimiento del 2015 a 3,6%, lo que nos dejaría nuevamente en el primer lugar.
Para el año próximo, la Ocde prevé para Colombia un crecimiento un poco mejor, 3,7%, todavía superior al promedio de los principales países de la región, que será de 2,2%. Nos seguirán superando Perú y Costa Rica; Chile tal vez nos iguale, pero Argentina y Brasil seguirán jalando el promedio para abajo.
Un dato, al que no se le ha prestado suficiente atención, es que Latinoamérica, por primera vez en muchos años, creció en el 2014 por debajo de la Ocde. En el 2015 y el 2016 seguirá pasando lo mismo, pues los países de la Organización crecerán a 1,9% y 2,5%, respectivamente, mientras que las principales naciones de América Latina van a crecer en promedio al 0,9% y al 2,2%. Eso indica que la región, como un todo, al contrario de estar convergiendo hacia los niveles de ingreso de los países más desarrollados, se está quedando atrás. Esto está afectado por lo que pasa en Argentina y Brasil. Afortunadamente, el crecimiento de Colombia sigue estando muy por encima del de la región, y para nosotros es buena noticia que los países grandes se recuperen, pues se reactivarán nuestras exportaciones.
En resumen, en una coyuntura internacional delicada, Colombia podrá pasar el bache sin sufrir retrocesos en los importantes logros que alcanzó en los últimos años en materia de empleo, pobreza e inversión.
Con seguridad, las condiciones de esta nueva etapa, con una tasa de cambio más competitiva, con los países en desarrollo creciendo a un mejor ritmo, con una inversión nacional y extranjera más orientadas hacia los sectores no petroleros, podremos avanzar en la diversificación de la economía, lo cual era muy difícil en un contexto de boom de commodities y de síntomas de enfermedad holandesa.
Llama la atención leer a los que proponen evitar la supuesta ‘crisis’ de la economía con aumentos más agresivos del gasto público; eso sí, advierten ellos mismos, sin aumentar los impuestos y la deuda. Eso sería lograr la cuadratura del círculo.
La aproximación de la Ocde a este dilema es que Colombia sí necesita aumentar sus niveles de gasto, no necesariamente para reactivarse, sino para cerrar las brechas sociales y de infraestructura. Pero la cuadratura del círculo se puede lograr solo con un aumento de los ingresos del Gobierno. Con una tasa de tributación general de solo 20,1% del PIB (incluyendo seguridad social) no podemos pretender llegar a parecernos a un país desarrollado.
Catalina Crane
Coordinadora del Proceso de Acceso a la Ocde