En los últimos años, el gobierno y muchos analistas se han engolosinado con los descensos en pobreza, y el mínimo cambio que se ha observado en la concentración de ingreso registrados en el país. Sin embargo, como sucede cuando se trata de estudiar la situación del grueso de la población colombiana, muchos se quedan en los gloriosos, pero se ignoran los dolorosos, que son muchos.
Para comprender mejor esta mirada superficial al bienestar de los colombianos, es necesario entender en dónde han estado las prioridades de los gobiernos y economistas de esta sociedad y de muchas otras en América Latina.
Con el claro acompañamiento de los organismos internacionales, el manejo de la economía ha sido la prioridad casi absoluta, así que no deben sorprendernos varias de las cosas que suceden en Colombia.
Hemos seguido muy juiciosos esos mandatos y por eso, aun en este momento de gran desaceleración de la economía mundial, vamos sobreaguando con 2% de crecimiento estimado para este año. En lo social, la situación de la gente se ha tomado como un subproducto natural de buen desempeño económico. Y han estado relativamente ‘de buenas’ los que han defendido esta política porque, no obstante haberse olvidado del pleno empleo –decente, no informal– como generador de equidad, a punta de subsidios lograron bajar la pobreza y aumentar la clase media.
Sin embargo, empieza a cundir el pánico frente a la posible pérdida de estos avances por los bajos niveles de crecimiento de la economía. Probablemente, por esta razón, salen análisis que demuestran que, pese a los avances anotados, contrario a lo que se previó, las famosas transferencias condicionadas no lograron sacar a los pobres directo a la clase media, sino que crearon el sector más importante de la población latinoamericana: los vulnerables, 38 % en Colombia, por ejemplo.
Como su nombre lo indica, este grupo mayoritario, más grande que los pobres y las clases medias en todos los países latinoamericanos, puede caer rápidamente de nuevo en la pobreza ante las nuevas condiciones de la economía. Por fortuna, este fundado temor ha llevado a análisis más profundos sobre las realidades de los impactos de las políticas sociales que se volvieron dogmas desde la mitad de los años 90.
Como este modelo de desarrollo no genera trabajo decente para los pobres, démosle subsidios directos. Pero, ¿esta estrategia resuelve, de manera estructural, la profunda desigualdad social de América Latina, que sigue siendo la región más desigual del planeta?
El BID publicó, en octubre, el documento ‘Pulso Social de América Latina’, que demuestra la profundidad de los problemas sociales que persisten en esta región, y que no se solucionaron en la bonanza reciente. Peor aún, que se agravarían en esta parte descendente del ciclo económico, y que requieren, de todas formas, una nueva manera de abordar los desequilibrios en acceso a derechos que persisten en nuestros países.
¿Más de lo mismo? Imposible, fiscal y políticamente. Esta es, en mi opinión, la conclusión que se deduce de este interesante informe.
Colombia es un ejemplo excelente de las consecuencias de focalizarse solo en los pobres con subsidios directos, y no entender que la macroeconomía y las políticas sectoriales no son neutras en términos de equidad.
Por ejemplo, algunas cifras de este informe permiten ver que, los ingresos de las familias crecieron significativamente en muchos países de América Latina, pero en Colombia aumentaron a la misma tasa entre el 2002 y el 2014, cuando el crecimiento de la economía fue superior al histórico. Esto no estaría mal, pero resulta que en Chile, por ejemplo, los ingresos de las familias crecieron cuatro veces más rápido después del 2008. Solo una pregunta: ¿quiénes en Colombia se beneficiaron del auge económico? Definitivamente, no fueron las familias.
Si se mira la educación, que tanta prioridad se supone se le ha dado en este gobierno, con su programa ‘Ser Pilo Paga’, este informe afirma que el nivel de rezago en educación secundaria en Colombia es del 60 por ciento para el quintil más pobre.
Este nivel es similar al de El Salvador. Además, el país ha tenido mejoras ‘insignificantes’ en los resultados de las pruebas Pisa, en matemáticas. Pero hay más, Colombia es de las naciones que menos gasta proporcionalmente en educación –apenas 3,1 por ciento del PIB–, comparado con 8 por ciento de países como Costa Rica.
Y como si fuera poco, se plantea que Colombia ha puesto todo su énfasis en las transferencias condicionadas, de manera que, a diferencia de otros Estados de la región, la fuente de ingresos más importante para el cuidado de los niños no es la laboral, sino las TMC. Pero, a pesar de que aumentan la demanda de salud y educación, no inciden sobre el capital humano y afectan los incentivos al trabajo, en especial de las mujeres. Lo más negativo es que están mal focalizadas. Según cifras del BID, en Colombia, la proporción de beneficiarios no pobres (36,2%) es mayor que la de beneficiarios pobres moderados (27,4%). Para completar, el alcance de las pensiones no contributivas es limitado; cerca del 80% de los adultos de más de 65 años no tiene pensión.
Por qué nos sorprende, entonces, que, en términos sociales, estemos más cerca de Honduras y El Salvador, que de Chile y Uruguay. Desde el 2008, Colombia es el país más desigual de la región. Tiene niveles similares a los de Guatemala y Honduras. Vergüenza nos debería dar.
*Exministra - Exsenadora.
En Colombia, la política social no es un éxito
Desde el 2008 nuestro país es el más desigual de la región. Tiene niveles similares a los de Guatemala y Honduras. Verguenza nos debería dar.
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Téngalo en cuenta: estas son las rutas aéreas en las que más turbulencias se registran
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
Alex Bouaziz
¿Es el fin del sueño americano?
Las capacidades, no la ubicación, serán el factor determinante de las oportunidades de empleo.
Rodolfo Segovia S.
Petro tenaz
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Luis Arango Nieto
El Cerrado brasileño: ejemplo para la Altillanura
María Sol Navia V.
El Estado no controla parte del territorio
Cesar Pabon
¿Cautela o relajamiento?
Jorge Restrepo
¿Perdemos a Ecopetrol?
Eduardo Behrentz
Seguridad: fundamento de la democracia
Carlos Tellez
Estrategias obsoletas
El direccionamiento estratégico va tomando forma sobre la marcha, incluso por inercia.
Mario Hernández Zambrano
Estoy jugado por Colombia ...
Cristina Vélez
El privilegio del voluntariado
Otros Columnistas
Cotización a pensiones se cuenta en días
Otros Columnistas
Abriendo puertas, cerrando heridas
Ricardo Santamaría
Constituyente: ¿Para qué?
Enfóquese en lo que pueda hacer bien hasta el 2026 y permita que la democracia siga su curso.
Camilo Herrera Mora
A los caricaturistas
La capacidad de decir algo fuerte, con pocas palabras e imágenes, es la virtud de haber comprendido.