Jóvenes emprendedores, espacios de coworking, geeks corriendo y trabajando 20 horas diarias con el sueño de desarrollar el próximo Microsoft, Twitter o Facebook, oficinas de ángeles inversionistas, seminarios y rondas de inversión, maratones de programación y almuerzos a 2 dólares. No es Nueva York o Londres; en medio del olor a tofu, del pasar de los tuk-tuk y del fuerte verano que comienza, Beijing y su ambiente de emprendimiento se posicionan como el Silicon Valley emergente en Asia.
Zhongguancun, un distrito en Pekín, reúne las principales oficinas de las más grandes empresas tecnológicas, Microsoft, Grupo Alibaba, Tencent B2C y Lenovo, y a la vez concentra a más de 18.000 jóvenes emprendedores en cafés y espacios de trabajo conjunto. Todos, con el mismo objetivo, convertirse en el próximo Zuckengberg, Jack Ma o Jobs.
Los años de fábricas de jeans, camisetas, zapatos y manufactura básica están quedando atrás. El gigante asiático ha venido incrementando su fuerza productora y añadiendo valor a cada fase del proceso productivo. El crecimiento de la clase media viene apoyado del incremento del costo de la mano de obra, lo cual ha generado que muchas fábricas de manufactura básica migren a países con menores costos de producción y en una fase inicial en desarrollo productivo; entre estos, Vietnam, Myanmar y Laos. China camina a ser el mayor proveedor de robots a nivel mundial para finales de esta década. Actualmente es el segundo mayor fabricante de buques y al año se gradúan millones de ingenieros, quienes compran todo lo que necesitan en un solo lugar: internet.
A finales del 2013, China superó a EE. UU: en el volumen de transacciones online (300 billones de dólares, aproximadamente). Dicho canal desarrolla paralelamente una industria de tecnología avanzada que abarca desarrollo de aplicaciones, software, plataformas virtuales y un sistema logístico y tecnológico completamente integrado. Esta industria la lidera la nueva generación, aquellos jóvenes que hablan inglés perfectamente, hicieron su pregrado en Estados Unidos, Europa o Japón y cuentan con todas las capacidades intelectuales de convertirse en el próximo gurú tecnológico de la actualidad.
Todo lo anterior, más la política económica del Partido Comunista Chino de establecer un consumo interno sostenible como principal fuente del crecimiento económico del país, hacen a China el lugar perfecto para cualquier joven con proyectos emprendedores. En todo sentido, el dragón consume más de lo que produce y tiene la locomotora a toda marcha en el incremento productivo y de alto valor que traiga desarrollo tecnológico a un país netamente exportador de manufactura básica por mucho tiempo.
La época del Made in China masivo, barato y sencillo llega a su fin. Made in China son muchas de las aplicaciones que tenemos en nuestros celulares (We Chat), computadores que utilizamos a diario en nuestras oficinas y hogares (Lenovo), de los celulares cuyas marcas tienen sus centros de desarrollo en el país (Samsung y Apple) y hasta la mayoría de contenedores que transportan carga a nivel mundial.
El gran reto del país ha sido su capacidad de innovación, reto que ha venido superando con un sistema educativo más competitivo, apertura económica, apoyo a la mediana y pequeña empresa, y acuerdos de cooperación tecnológica con las diferentes economías mundiales.
Los próximos años vendrán acompañados de una China de alto consumo, emergente en nuevas industrias y con mayor número de empresas multinacionales tocando las puertas de nuestro mercado.
David Pérez
Cofundador de Inventto Group, Beijing