A primera vista, es indiferente para Colombia el resultado de la votación del próximo jueves en Gran Bretaña, cuando los ciudadanos optarán por permanecer en la Unión Europea o salirse del bloque comunitario.
La disyuntiva, conocida como ‘Brexit, por su acrónimo en inglés, ha dividido literalmente en dos la opinión en el Reino Unido, de acuerdo con las encuestas.
Si bien el asunto concierne sobre todo al Viejo Continente, le debería importar al planeta entero. Para solo citar un caso, el petróleo volvió a ubicarse en días recientes por debajo de los 50 dólares el barril, mientras que el billete verde superó una vez más la barrera simbólica de los 3.000 pesos.
El motivo no fue otro que el temor de que los partidarios de partir cobijas con Bruselas, encabezaban los sondeos.
Hacer apuestas sobre cuál será el veredicto de las urnas era muy arriesgado hasta hace unos días. Y ahora es más difícil tras el asesinato, el jueves, de la parlamentaria laborista Jo Cox, quien era partidaria de la permanencia, y resultó apuñalada y abaleada en su circunscripción.
El homicida resultó ser un fanático nacionalista, quien al presentarse en la corte pidió la “muerte para los traidores”.
Por cuenta del hecho de sangre, la campaña de uno y otro lado fue suspendida. En una sociedad donde los sucesos de violencia son raros, acabar con la vida de alguien por sus ideas es aún más inusual, por lo cual tanto los partidos políticos como la sociedad en general quedaron muy sacudidos por el lamentable episodio.
Aparte de ese saldo luctuoso, vale la pena tratar de entender por qué una proporción tan alta de los ciudadanos británicos considera que es mejor hacer rancho aparte y cortar los lazos que tienen con la Unión Europea desde hace 43 años.
La inquietud es válida cuando se miran las docenas de pronunciamientos desde el lado de la academia, que muestran que la economía perdería y el nivel de vida sería menor.
Los motivos del oscuro pronóstico son múltiples.
Para comenzar, están las ventajas de formar parte de un esquema que se basa en el comercio de bienes y servicios. Salirse de este implicaría el pago de aranceles más altos, algo que podría sacar del mercado a miles de industrias que venden la mayoría de su producción al otro lado del Canal de la Mancha.
No menos importante es el rol de Londres como centro financiero global. El libre movimiento de capitales que ha hecho de los bancos con oficinas en la ‘City’ un referente en cualquier latitud, podría verse en peligro si se erigen barreras en Europa continental, que no reaccionaría amistosamente a que le den un portazo.
A lo anterior hay que agregar posibles trastornos cambiarios o sociales. Para citar un ejemplo, más de 300.000 británicos que viven en el sur de España y ejercen el derecho de usar los servicios de salud en la península Ibérica, perderían ese beneficio.
Ninguno de esos argumentos, sin embargo, parece contraponerse al del miedo. El terrorismo de origen islámico, la crisis de los refugiados y el libre movimiento de personas pertenecientes al bloque comunitario ocasiona una gran aprehensión.
Muchos opinan que lo que preserva la identidad del Reino Unido es su carácter insular, y que es la defensa de sus fronteras la que les evitará dolores de cabeza en el futuro. Aparte de esto, no faltan aquellos que digan que el impacto económico será leve, y recuerdan que a Singapur le va bastante bien, tal como está.
Así las cosas, es mejor estar atentos a lo que pase el jueves y prepararse para las consecuencias. Una mayoría en favor del ‘Brexit’ causaría turbulencias en todos los países, incluidos los emergentes, y afectaría las perspectivas de crecimiento global, además de la confianza de los empresarios.
Hay que hacer votos, entonces, para que los que se inclinan por permanecer en la Unión Europea ganen, si no queremos pagar parte de los platos rotos.
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto
Editorial
Ese voto también importa
Brexit: Hay que hacer votos para que los que se inclinan por permanecer en la Unión Europea ganen, si no queremos pagar parte de los platos rotos.
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Ricardo Ávila
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