La semana pasada, cuatro ciudades colombianas fueron merecedoras de buenas noticias. Barranquilla, Bucaramanga, Manizales y Pereira recibieron del Ministerio de Hacienda sus respectivos planes de acción dentro de la plataforma de ‘Ciudades Sostenibles y Competitivas’ a cargo de Findeter.
Esta iniciativa, liderada en el hemisferio por el Banco Interamericano de Desarrollo desde el 2011, impulsa una metodología para diagnosticar y atender las principales problemáticas de las urbes de tamaño intermedio de América Latina.
El programa, que hoy cobija a más de una veintena de municipalidades en el continente, responde a la importancia que las agendas urbanas están adquiriendo en las inversiones para el desarrollo.
A pesar de los distintos tamaños de las poblaciones y de las economías disímiles, al igual que de los desafíos ambientales, fiscales, de seguridad, movilidad y competitividad particulares que enfrentan, por ejemplo, Montevideo en Uruguay y Santa Ana en El Salvador, muchos de los retos y las soluciones se parecen.
Esto incluye la necesidad de recopilar datos y construir consensos con la sociedad civil, requisitos fundamentales en cada metrópoli.
Para el caso colombiano, el BID y Findeter adaptaron la metodología en cuatro dimensiones: la ambiental, la urbana, la económica y la fiscal.
Cada una de las ciudades citadas analizó la información disponible en decenas de indicadores, sistematizó y priorizó los problemas y definió estrategias que conformaron su plan de acción. En el proceso fue notorio el compromiso de las respectivas alcaldías con la iniciativa, al igual que las discusiones con los diferentes actores locales.
El resultado es una hoja de ruta individual que comprende un excelente diagnóstico y que viene acompañado de programas e inversiones que ascienden a cuatro billones de pesos.
Una mirada a los ejercicios de planificación urbana da cuenta de las iniciativas locales por promover. En Barranquilla, el plan de acción cuenta con un rubro para ‘drenaje pluvial’, esto es, los estudios para evaluar las salidas al eterno problema de los arroyos en la capital del Atlántico.
Pereira, por su parte, desplegará una estrategia de innovación centrada en una red de nodos alrededor de las TIC como motor del desarrollo.
Los bumangueses identificaron para su ciudad metas de movilidad y ordenamiento territorial que incluyen el diseño de planes maestros y la construcción de ciclorrutas y parques lineales.
El plan manizalita destaca acciones para mitigar los efectos del cambio climático, crear mapas de riesgo ante desastres naturales y optimizar la planta Niza. Estos son solo una muestra de la larga lista de iniciativas que fueron definidas en áreas como medio ambiente, espacio público, gestión tributaria, educación y desarrollo empresarial.
Si bien cada urbe orientó los recursos a sus problemáticas específicas, los retos más urgentes se repiten: un sistema integrado de transporte público, mejores planes de ordenamiento territorial, estrategias para dinamizar la economía urbana, ampliación del plan de cuadrantes en seguridad y manejos de residuos sólidos son prioridades comunes.
También sobresale la urgencia de fortalecer la información financiera, mejorar el recaudo de impuestos y actualizar los catastros.
La meta de Findeter es ampliar a diez el número de ciudades en la plataforma. Ya Montería y Pasto arrancaron con las primeras fases de la metodología, mientras que Valledupar, Armenia, Santa Marta y Cartagena estarían interesadas.
Lo que sigue es la puesta en marcha de las distintas acciones y el monitoreo ciudadano, a cargo de los ‘Cómo Vamos’, iniciativa de El Tiempo Casa Editorial y otros socios. Los resultados dependerán de la capacidad y el compromiso de las alcaldías con el proceso, pero es reconfortante saber que en un país que aloja al 80 por ciento de sus habitantes en zonas urbanas, la improvisación empieza a ser derrotada.
Ricardo Ávila Pinto